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El poder de los Pujol

ZURIÑE ORTIZ DE LATIERRO

Jordi Pujol bascula entre dos mujeres desde hace más de 40 años: su temperamental esposa y su eficaz secretaria, que todavía hoy le filtra la agenda y el teléfono. Marta Ferrusola y Carme Alcoriza le veneran, pero se llevan fatal entre ellas. El 'expresident' capea ... el temporal haciendo lo de siempre: «La vista gorda», apunta un íntimo excolaborador. Hace ya más de dos décadas que los hijos del matrimonio, excepto los más pequeños, Mireia y Oleguer, se empezaron a ver involucrados en polémicas al ser contratados por la Generalitat donde reinaba su padre, «con autoridad y un estilo muy presidencialista». Carme se temió lo peor y deslizó al círculo más íntimo del jefe que la única dificultad capaz de erosionar la magnitud política de Pujol podría surgir de su familia. Al hacerlo tocó lo más sagrado para Marta, y quizás por ello nunca la ha podido ni ver. «Los encontronazos han sido públicos, como en un viaje oficial a Indonesia. La expulsó de una foto donde posaba toda la comitiva con su marido al frente. '¡No la quiero aquí, fuera!'. Ella se enfurecía cada vez que alguien osaba discutir el derecho de sus hijos a buscar un empleo después de todo lo que el matrimonio había hecho por Cataluña», rememora ese cargo de confianza de Pujol.

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