ENTREVISTA a Martín Rodríguez Sol, Fiscal superior de Cataluña
«He trasladado a Torres-Dulce que en Cataluña existe un deseo de cambio»
Horas antes de que el fiscal general anunciara su futura destitución, Rodríguez Sol reafirmaba ante ABC su defensa de una consulta legal en Cataluña
J. GUIL, M. J. CAÑIZARES
Su defensa de una consulta «legal» en Cataluña le ha colocado en el centro de la polémica judicial y política, hasta el punto de que la Fiscalía General del Estado ha abierto un expediente para proceder a su destitución. Pese a ello, Rodríguez Sol (Palma ... de Mallorca, 1956) defiende en una entrevista concedida a ABC sus posiciones y sostiene que «las leyes se pueden cambiar» para escuchar «el sentir de una parte importante del pueblo catalán».
-¿Ha hablado con el fiscal general, Eduardo Torres-Dulce?
-Ha habido por mi parte una explicación oficial situando mis declaraciones en su contexto y su finalidad. He intentado trasladarle también que en Cataluña existe una realidad, un deseo de cambio y una vivencia que hace que a la hora de comentar y abordar determinados asuntos se intente dar una explicación que sea a la vez comprensiva de ese sentimiento y lo más respetuosa con la realidad.
-¿Cree que será receptivo?
-Ya se verá.
-Usted avala la posibilidad de hacer una consulta, pero podría interpretarse que incluso si esta fuera ilegal.
-Hay que intentar aclararlo. Yo hablo primero de que no hay cauce legal para un referéndum. Por tanto, se podrían buscar otros cauces para escuchar el sentir de una parte importante del pueblo de Cataluña que quiere un cambio, otro proyecto. Como en el Parlamento catalán existe una proposición de ley de consultas, yo sugiero que se podrían hacer preguntas que permitan conocer con más detalle y concreción cuál es el sentir real y qué numero de personas tienen sentimiento de un cambio. Ello permitiría después a los políticos ser conscientes de la realidad en la que vivimos y, a partir de ahí, estudiar la posibilidad de abordar reformas legales. Se trata de desencallar situaciones, no llegar a crisis innecesarias, y a la vez seguir conociendo la realidad de Cataluña.
-La respuesta de Torres-Dulce podría basarse en el hecho de que desde la Fiscalía catalana se haya opinado sobre política.
-Yo opino de política en parte porque me preguntan y en parte porque creo que es mi obligación, sobre una realidad que existe y que tiene una dimensión jurídica. Hay gente que desearía que la Fiscalía ya hubiera salido a perseguir a determinadas personas o que quizá no debería decir nada. Yo he intentado dejar claro dónde está el debate y, quizás eso pudiese ser un poco gratuito, proponer algunas vías que a mí me parecían que podían contribuir a hacer un debate sereno, reflexivo y en todo caso con lealtad entre las partes. En la medida en que la prensa madrileña ha tomado el tema como una apuesta mía claramente por la independencia e incluso con mecanismos curiosos y extravagantes para facilitarla...
-¿Mantiene esas posturas?
-Estoy en contacto con Madrid para dejar clara cuál es mi posición, y a partir de ahí Madrid hará lo que le parezca oportuno. Yo creo que mis reflexiones, en el fondo, las seguiría defendiendo ahora. Puede haber algún comentario, alguna frase que, fuera de contexto, puede tener un sentido, sobre todo cuando estamos hablando de la ley de consultas, que puede parecer lo que yo no quería que pareciera: como un atajo hacia una expresión de una voluntad popular sobre la independencia. Eso nunca fue mi intención, fue el deseo de buscar soluciones posibilistas a un ambiente real. Yo creo que a veces Madrid lo que no percibe es que los que vivimos en Cataluña vivimos en una realidad en la que muchas personas desean un cambio... Y eso, estés o no estés de acuerdo, es algo que hay que reconocer que existe.
-¿Cree entonces que se han malinterpretado sus palabras?
-Sólo pido que a la hora de criticar se coja todo el contenido de la información, no frases puntuales que quizá no han sido muy afortunadas. A veces intentas dar explicaciones coloquiales que, sin embargo, lo que provocan es que puedan ser malinterpretadas. Lo hice a través de una reflexión personal, que la ley está al servicio de los ciudadanos y, por tanto, debe perseguir el bien común. La ley no es algo inamovible o innegociable. Entiendo que la ley es una norma de vida que tiene que partir de una realidad y buscar en todo momento el bien común.
-Puede alegarse que el Gobierno catalán no puede plantear a la ciudadanía preguntas que trascienden sus competencias, como las que afectan a la estructura del Estado, por lo que una consulta en este sentido sería inconstitucional.
-Primero tendríamos que conocer la ley de consultas, su ámbito, si invade competencias o va más allá de lo que puede ser el dibujo autonómico de España; naturalmente, cabrá la vía del recurso por parte de las entidades correspondientes, y finalmente será el Tribunal Constitucional (TC) el que nos dibujará una ley plenamente respetuosa con las normas que nos hemos dado entre todos. Si una vez declarada constitucional una ley de consultas permite avanzar en el conocimiento de los deseos de los ciudadanos de Cataluña, entiendo que será un elemento de trabajo que permita a partir de allí avanzar en buscar unas leyes que sean un nuevo cauce de expresión de todos.
-¿Cómo serían esas preguntas?
-Eso es ir muy lejos, y comprenderá que no responda sin conocer la ley. Sí entiendo que la pregunta no debería contener referencias explícitas a lo que sería propio de un referéndum, sería un segundo nivel. Pero yo insisto en que la ley debe satisfacer el bien de los ciudadanos; el conocimiento de las voluntades, deseos y aspiraciones de los ciudadanos nunca puede interpretarse como un elemento negativo. En otras culturas democráticas es muy frecuente preguntar a los ciudadanos sobre cuestiones de toda índole, temas de seguridad, de urbanismo... En ese ambiente es en el que se desarrollaría. Y buscando siempre soluciones que permitan dialogar y buscar mecanismos que respeten siempre la legalidad.
-Ya tenemos un marco, la Constitución, que incluso permite su reforma siguiendo un cauce. No haría falta una ley de consultas.
-Yo no digo que haya que cambiar la Constitución, sólo he dicho que es a los políticos a quienes corresponde tomar decisiones sobre las normas. Yo lo que planteo, desde una opinión de jurista, es que las leyes se pueden cambiar. Por tanto, conocer los deseos de los ciudadanos no puede ser un elemento negativo en un proceso de reflexión jurídica.
-En todo caso, debería ser consulta pactada por el Gobierno...
-Eso sería lo deseable en cualquier proceso de cualquier negociación de una reforma importante. Aquí el problema previo es que la pregunta importante todos somos conscientes de que no tiene cabida legal en estos momentos y lo que estamos haciendo son preguntas con minúsculas, preguntas pequeñas para que, de alguna manera, se pueda satisfacer el deseo de muchos catalanes de expresarse y, a la vez, se pueda seguir en el marco en el que estamos sin soluciones crispadas, buscando un diálogo.
-¿Qué opina de la Declaración de Soberanía aprobada por el Parlamento autonómico y que el Gobierno ya ha recurrido al TC?
-La afirmación del pueblo catalán como pueblo soberano choca con la afirmación de la Constitución, que sitúa la soberanía dentro del pueblo español. A partir de allí, no quiero hacer más valoraciones, ya veremos lo que dice el TC. Desde ahí estamos ante dos trenes que van en dirección contraria. Este proceso se tiene que tramitar a través de Madrid, pero yo no veo voluntad en Madrid para que este viaje pudiera ni siquiera empezar.
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