entrevista a beatriz talegón

Talegón: «El día que todos tengan de todo, nos vamos a un hotel de cinco estrellas, claro que sí»

Su bronca a los jefes socialistas por rodearse de lujo ha dado la vuelta al mundo y la ha expuesto a duras críticas

Talegón: «El día que todos tengan de todo, nos vamos a un hotel de cinco estrellas, claro que sí» abc

l.l.caro

Beatriz Talegón (Madrid, 1983) ruborizó a los líderes de la Internacional Socialista por reunirse a solucionar los problemas del mundo en un hotel de cinco estrellas de Portugal. Casi sin darse cuenta, ahora es a ella a la que tratan de sonrojar algunos de los ... suyos acusándola de desleal y de vivir de lujo porque cobra 1.500 euros netos al mes.

Pero la secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas ha decidido quedarse con lo otro, con la acogida que ha tenido su discurso, para aprovechar la ola mediática y proyectarlo cuanto pueda. Estamos pagando todos las consecuencias de una clase política desconectada de la realidad que nos ha metido en esta, -sostiene-, y va siendo hora de reaccionar, lo que en las filas socialistas incluye dejarse de boatos oficiales «por respeto a la gente». No se atreve, sin embargo, a decir en quién pensaba cuando miró de frente a los jefes de su partido en Cascáis y les dijo que avergonzaban a los jóvenes. En conversación con ABC desde «una pensioncilla de Madrid», lo que sí afirma es que nunca será como ellos.

-A estas alturas, le han pedido la dimisión tres veces, le reprochan que gana «un gran sueldo», que ha tenido cargos a dedo... ¿Se arrepiente de lo que dijo en Cascáis?

-En absoluto, uno nunca tiene que arrepentirse cuando las cosas se hacen bien

-¿Fue una explosión controlada, una estrategia premeditada en busca de este efecto?

-Lo que dije es un discurso muy habitual dentro de mi organización, nosotros nos expresamos así, sin miedo, solo que esta vez ha salido fuera. No es un mensaje de ahora, yo lo he mantenido mucho tiempo en muchos foros, y la única diferencia es que no había una cámara que abriera la voz al mundo.

-Usted empleó palabras muy contundentes, del estilo «avergonzáis a los jóvenes», por las que está siendo acusada de deslealtad por unos, pero admirada por valiente por muchos otros . ¿Dónde quiere llegar... va para líder?

-Ni me lo planteo, eso no me preocupa lo más minimo. Estoy haciendo lo mismo que he hecho toda mi vida, y lo mejor posible: estamos en el presente y tenemos que asumir responsabilidades para la función para la que se nos ha elegido, en mi caso secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas.

«Ni me planteo ser una líder, no me preocupa»

-Tengo ganas de volver a mi vida normal porque hay miles de mensaje que quiero contestar porque, francamente, me ha hecho llorar de emoción la gente tan buena que hay en el mundo. El 99,999 por ciento de los mensajes que he recibido son de cariño. Espero que sirva para que se le levanten los corazones a la gente y cada uno, a nivel individual, haga su revolución, con la verdad, con el compañerismo, con los valores de la cooperación y que esto sirva para que todos demos un paso adelante. En cuanto a las críticas, tampoco hay que tomárselo tan a pecho, no le guardo rencor a ninguno de mis compañeros que, en su caso, se equivocaron y ya lo han reconocido. Hay que ser generoso y para mí lo importante es construir en una línea positiva, que nos dejemos de gresca, es tiempo de que la gente en este país se junte para que salgamos adelante.

-Hacer la revolución, pero ya dejó claro que no en un hotel de cinco estrellas. ¿Dónde durmió usted en Cascáis?

-Yo dormí en la pensión «Persi», que era muy cañí, lo más auténtico que se pueda imaginar. Compartimos habitación mi presidenta y yo, que siempre lo hacemos, más otra compañera, porque ahorra costes y además somos amigas. Estuvimos los dos días sin calefacción y eso creo que me tenía un poco más pasional. Ahora tenemos nuestro Consejo Mundial y vamos a dormir en los sacos de dormir, con nuestras esterillas en el suelo, como todo hijo de vecino, esto es así: hay que ser coherente, el dinero tiene que ir para otras cosas donde hace muchísima más falta. Y el día que todo el mundo pueda tener acceso a todo, nos vamos todos a hoteles de cinco estrellas, claro que sí. La cuestión no está solamente ir en contra del hotel de cinco estrellas porque haya que quemarlo, no es eso. Lo que defendemos es que hasta que todo el mundo no tenga lo mínimo, lo básico, no podemos hacer alarde de cosas que otros no pueden tener ni por asomo. Ese es el mensaje

-¿Se lo ha explicado al líder de su propio partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, que fue elegido en un hotel de cinco estrellas?

«Hay que cuidar la imagen, somos voz de la gente desfavorecida»

-Se dice que si es temporada baja... que si los precios son más asequibles, pero no hay que olvidar la imagen que se proyecta, porque en la política lo primero sonlos hechos, pero también es importante la imagen que se da y el mensaje que se trasmite. Hay mucha gente que puede estar viendo en la tele un acto del Partido Socialista y, con lo poquito que se traslada en los medios no da para escuchar el fondo, por lo que la imagen que se queda es la foto de la gente llegando a un hotel de cinco estrellas. Hay que tener mucho cuidado y no cuesta nada, ese tipo de detalles son gestos de respeto a los que nos apoyan, que jamás habrán ido a un hotel de cinco estrellas. Somos la voz de la gente desfavorecida, no podemos ni debemos hacer eso, por mucho que esté justificado en términos de facturas, que lo entiendo.

-Hablando de imagen, hay quien quiere retratarla como una burócrata política de cinco estrellas, ¿se ha ganado usted alguna vez la vida fuera del partido?

-Vengo de una familia muy normal que me ha enseñado a trabajar con honradez, seriedad y mucho respeto. Vengo de la educación pública, incluida la universitaria y he trabajado siempre desde los 16 años en lo que he podido: mis clases particulares de piano, mis clases de refuerzo ayudando a los niños de los vecinos a hacer la tarea y siempre compaginado con voluntariado, la Once, la Cruz Roja. Mi primer contrato laboral lo firmé en un McDonald, y madre mía de mi vida... ¡qué palizas me pegaba!. Y tan contenta: ganaba 500 pesetas la hora y tenía 18 años recién cumplidos y lo que quería era pagarme la gasolina del coche. Luego puse copas durante la carrera para sacarme un dinerillo para salir o viajar. He estado de becaria en Legalitas, en banca... después me ha contratado el propio PP dentro del Ayuntamiento de Guadalajara a través de un servicio externo para temas de multas y sanciones, como abogada en la Comisaría de Policía. Debo tener un currículo cuanto menos bueno, y eso que en aquellos momentos yo era muy activa dentro del PSOE y el PP no tuvo ningún problema en tener una abogada dentro de la Comisaría como yo. También tengo mi trabajo de asistente o asesora de gobierno , y vino dado porque la Universidad, previo concurso y entrevista a la que nos presentamos los estudiantes, me dio una beca para estar en la oficina en Bruselas, así como me conocieron allí, y fui una de tantos becarios que después se quedan a trabajar. Coincidió también que yo tenía la sensibilidad del gobierno de aquel momento cosa que mis compañeras no tenían, o sea, para ese trabajo no se exigía un carné del partido socialista entre los dientes, sino un currículo, y hablar idiomas, y una seriedad y una responsabilidad.

-Con qué cara le miraron los dirigentes de la Internacional Socialista cuando habló en Cascáis, ¿se han puesto en contacto con usted después?

«Mi primer trabajo fue en McDonalds. También me ha contratado el PP»

-Nada más bajarme, me empezaron a llegar compañeros a abrazarme emocionados, a alguno se le saltaban las lágrimas y no sabían que decirme. Creo que una persona que realmente siente los valores que representamos no puede por menos que estar orgulloso no de mí, sino de los jóvenes, de ese mensaje que lanzamos con muchísimas ganas de trabajar para un mundo mejor donde no sobra nadie. Y no sobra nadie en el proyecto socialista ni tampoco para cambiar el mundo. No recibí más que palabras bonitas, solo alguien muy muy muy fuera de la realidad puede criticar esto.

-Le pregunto por los dirigentes, de la Internacional Socialista y del Partido Socialista, ¿ha recibido llamadas?

-Pues sí, de manera personal... nadie me ha pedido que no diga sus nombres, pero por responsabilidad y prudencia, con la que está cayendo no se trata de generar bandos. Sí, he recibido mensajes de diputados del Congreso, de expresidentes del Gobierno de algún exministro y de miembros de Ejecutivas, militantes de base, gentes de otros partidos como puede ser el PP e IU y sobre todo de gente que no tiene nada que ver con la política, que me han dedicado palabras preciosas. Estoy muy contenta porque, dejando de lado las críticas que no son agradables porque intentan atacar utilizando datos falsos, estoy alucinando de la cantidad de buena gente y de buen corazón que se ha levantado y espero que siga adelante.

-¿En quién pensaba cuando habló de «los mal llamados líderes» y dijo aquello de «os estáis cargando esta familia entre todos»?

-En la familia socialista de la Internacional

-Si, ¿pero quién está acabando con ella, responsabiliza al gobierno de Zapatero, a Rubalcaba...?

-Nos la estamos cargando cuando no tenemos la entereza de decir las cosas, porque si eso fuera algo más normal en nuestro día a día mi mensaje no hubiera dado la vuelta al mundo. Es un mensaje cargado de sentido común, de coherencia y de verdad, yo no estoy descubriendo la rueda.... Hay que ir de frente, levantar la cabeza y reconocer cuando uno se ha equivocado, cuando uno no sabe de un tema y hay que recurrir a uno que sepa más... esos son los buenos líderes.

-Ir de frente es también reconocer a quién se dirigía, porque quienes la estaban escuchando en ese momento eran de su partido, cuando reprochó el paro o que «no podemos quedarnos embarazados con 30 años»

«Yo lanzo un grito a quienes tienen que tomar decisiones»

-Yo realmente cuando digo este mensaje no estoy pensando en nadie en primera persona, sino en la cantidad de colegas que están sufriendo situaciones desastrosas e injustas. Yo lanzo un grito a quienes tienen que tomar decisiones y no las quieren asumir, o no se dan cuenta. Hace falta contacto con la realidad, estar en la realidad. Ese es mi grito, el de cualquier joven en España, yo no soy una heroína, he trasladado la voz de lo que yo represento, una joven española. Soy una afortunada, el 50 por ciento de la gente como yo lo está pasando muy muy mal, estando igual o mejor preparada que yo. Eso es un grito que hay que alzar para que reaccionen y empiecen a moverse, que ellos sí que pueden hacer algo. Nosotros solo podemos gritar a los que pueden tomar las decisiones en serio

-Dice un seguidor suyo en una red social que «eres la voz de una generación»

-Ahora mismo todos somos voces a través de las redes, cualquier mensaje se puede difundir y a mí, efectivamente, me gusta que me reconozcan porque es una manera de legitimarme y sí, yo soy la voz de los jóvenes, por lo menos de los que me eligieron en un congreso. De los demás, no me quiero atribuir nada que no es cierto. Si ellos se consideran identificados con mi mensaje, yo estoy encantada y, por supuesto, a disposición de cualquiera al que humildemente pueda servir como voz o como joven que puede trasladar un mensaje en aquellos lugares que puedan sonar más fuerte. Gente joven o no tan joven puede ver en mí una aliada para hacer frente a toda esa situación.

-Si su vida pública se proyecta ahora y acaba siendo una dirigente política, adiós a su rebeldía y su hotel acabará siendo uno de cinco estrellas...

«Qué bonito es, como política, que la gente te aplauda»

-Ya te digo que no. En estos momentos hablo desde una pensioncilla en Madrid a la que ya he venido mil veces. Es una cuestión de coherencia, intentar vivir con lo que necesitas, porque eso garantiza que haya un poco más de justicia en el mundo. No me pongo como ejemplo de nada, tengo mucho que aprender para cargarme de verdad y de valores, y el efecto mediático es muy bonito, y lo que la gente me dice por la calle. Yo no me podía esperar esto... qué bonito que como política la gente lo esté aplaudiendo.

Talegón: «El día que todos tengan de todo, nos vamos a un hotel de cinco estrellas, claro que sí»

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