Los 1.500 de la Guardia Real: discreción y lealtad al servicio de la Corona

«En la última convocatoria se presentaron 20 militares por cada plaza que ofertamos. Hay una exigencia aunque buscamos, sobre todo, que el futuro guardia real tenga una vocación de servir a la Corona, buen perfil y ganas de servir. También que tenga buena presencia, que se les vea que van a ser disciplinados, que no van a dar problemas y que sean discretos», explica el comandante José María Diz, responsable de los procesos de selección de personal dentro de la Guardia Real.

—¿Buena presencia es que sean guapos? (Preguntamos)

—No, no. Se entiende que tengan buenas formas militares. Una primera criba se realiza con la entrevista personal, por la que cada nuevo guardia real debe pasar. Se valora si el uniforme lo traen limpio, pulcro, bien colocado, cumpliendo las normas. Además de las preguntas y respuestas que ofrecen, claro.

En función de la escala militar –cuadro de mandos o tropa– se requieren ciertos perfiles: tenientes que monten a caballo para ir al Escuadrón de Escoltas Reales o especializados en motos en el caso de ir a la sección motorizada, por ejemplo; mecánicos, cocinero y otros sin especialidades técnicas sino operativas que acaban en el Grupo de Honores y, luego, a través de procesos internos se incorporan en los grupos de Escolta, Apoyo o Logístico.

En la Guardia Real, en definitiva, pocas cosas se dejan al azar en el proceso de selección. La 'discreción' es otra de las claves que guían la selección del futuro guardia real.

«Hacemos hincapié en el buen uso de las nuevas tecnologías o redes sociales. Nuestro trabajo es el que es y uno de nuestros cometidos principales es proporcionar seguridad a la Familia Real y eso requiere discreción. No se deben dar detalles que no deben, ni hablar de la Casa o de la Guardia donde no deben, como son las redes sociales», subraya Diz, quien no duda en calificar como «honor» su servicio en la Guardia Real: «Es el mayor honor al que puede optar un militar, el servicio a Su Majestad el Rey».

El Real Decreto que rige la organización de la Guardia Real data de 1988 y dispone que la Guardia Real estará constituida por una jefatura y unidades a pie, a caballo y motorizadas, así como por los servicios correspondientes.

Actualmente las misiones son las mismas que hace 34 años: «Proporcionar el servicio de guardia militar, rendir honores y dar escoltas solemnes a S. M. el Rey y a los miembros de su real familia que se determinen, prestando análogos servicios a los jefes de Estado extranjeros cuando se ordene».

Recientemente la Guardia Real, que depende del Cuarto Militar de S.M. el Rey, cambió de mando: el 20 de octubre el coronel Juan Manuel Salom cedió el testigo al coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo, un militar con experiencia en la Guardia Real que pasó por los 'boinas verdes' del Ejército de Tierra –concretamente la Bandera de Operaciones Especiales Maderal Oleaga–, por el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Cifas) o el Cuartel General del Cuerpo Aliado de Reacción Rápida en Innsworth (Reino Unido).

Uno de los eventos más característicos de la Guardia Real de cara al público es igualmente el relevo solemne que se suele celebrar el primer miércoles de cada mes en el Palacio Real de Madrid. Es protagonizado por unos 400 militares con uniformes de gala. Se permite el libre acceso a la plaza de la Armería, con la catedral de la Almudena a un lado y la fachada palaciega al otro. El próximo relevo solemne será el 7 de diciembre. Se trata de toda una desconocida atracción turística en pleno centro de Madrid.

La Guardia Real también realiza maniobras. Una vez al año suele desplazarse a una provincia de España donde las realiza y, de paso, da a conocer su actividad. Este año fue el turno de La Rioja, en 2021 fue en Huelva. En 2023, año electoral donde los haya, aún no se ha decidido si se realizarán estas maniobras de una semana que acaban con una Jura de la Bandera en la localidad designada.

Aunque la seguridad de la Familia Real esté entre sus misiones, hay que resaltar que esta no es exclusiva de la Guardia Real, que comparte esta misión con el Servicio de Seguridad de la Casa de S. M. el Rey, dependiente de la Secretaría General de la misma.

Los actos donde participan los Reyes, la Princesa Leonor o la Infanta Sofía siempre cuentan con un círculo íntimo de hombres y mujeres policías nacionales o guardias civiles que vigilan cualquier movimiento cercano en diferentes rangos de seguridad.

Este grupo de escoltas fue constituido por Real Decreto en 1979 y, a diferencia de los guardias reales, siempre visten de paisano y con el característico pinganillo.

En ciertos desplazamientos cuentan con una unidad de drones para vigilar la zona donde tienen lugar los actos. También supervisan en avanzadilla las ciudades o países que visitan los miembros de la Familia Real.