El PP sale a ganar escaños en las diez provincias donde casi lo logró

Él mismo lo explicaba con esas palabras durante la presentación de la lista popular al Congreso y el Senado en Madrid , que hizo casi sobrevolando los tejados de la capital, con las excelentes vistas de un céntrico rascacielos. Allí, pidió tiempo: para completar las reformas en marcha, y para que «aquellas personas a las que aún no les ha llegado la recuperación» tengan la oportunidad de percibirla; «si más de un millón de españoles han encontrado un trabajo en dos años , dos millones pueden encontrarlo en los próximos cuatro años, si es que hacemos las cosas bien», concluyó.

El PP va a fundamentar su campaña en dos estrategias. Por un lado, los ataques a Podemos -muchas veces sin citarlo, sino sólo con la referencia a los radicales y extremistas -. Ataques en los que, también sin mencionarlos apenas, incluye al PSOE, porque entienden -y así quieren que lo entiendan los españoles- que «ambos son lo mismo, los sumamos a la izquierda radical porque les van a buscar tras las elecciones, estamos seguros», indica un destacado dirigente popular.

Otro miembro de la cúpula del PP ve, tanto a PSOE como a Ciudadanos, «un tanto desdibujados», sin dar un mensaje claro y contundente, lo que sin duda puede perjudicarles en campaña.

A Ciudadanos no le hacen demasiado caso, salvo en ocasiones puntuales y «en función de lo que digan », pero reconocen que con ellos la actitud «no es tan dura». No se puede olvidar que pueden convertirse en un socio estratégico al día siguiente del 26-J, en función de cómo sean los resultados electorales.

Son conscientes de los intentos de Rivera por encararse con el líder popular en sus actos públicos: «Él nos busca para que entremos en confrontación, pero no lo vamos a hacer; entre otras cosas, porque no hace falta», indican fuentes de la dirección popular.

El otro eje de la campaña será salir a pelear allí donde es más accesible ganar la batalla. Es decir, los lugares concretos donde los escaños se pueden inclinar a un partido o a otro por apenas un puñado de votos de diferencia con respecto al resultado del 20-D. Son provincias donde el PP se quedó a las puertas de conseguir escaño, o perdió uno por muy pocos sufragios . O por sufragios que, como ellos piensan, no sirvieron de nada, como los 300.000 que los electores dieron a Ciudadanos en una decena de provincias, y que no se tradujeron en escaños. «En algunos casos -explicó el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo- incluso ayudaron a que Podemos consiguiera algún diputado, por el sistema de reparto de los restos que tiene la Ley D’Hondt».

Por eso, en el PP han trazado un mapa de los puntos en que más pueden rentabilizar sus esfuerzos en campaña. Por ejemplo, Rajoy comenzará la campaña en Santa Pola y Torrevieja , localidad esta última gobernada por un cuatripartito y en la que el 20-D el PP perdió 6.000 votos, y Ciudadanos obtuvo 3.875. O Teruel, que visitará por primera vez, y donde el PP descendió en votos el mismo número que tuvo la formación de Rivera. Algo similar al caso de Lérida -donde perdió un escaño-, Almería, Granada o Guadalajara -provincia esta última donde al PP le «bailó» un diputado de los dos que tenía que ganó precisamente el partido naranja.

Estudiando caso por caso, el PP ha diseñado «52 campañas» , una por provincia, para «arañar» diputados y lograr la suma aritmética que garantice la gobernabilidad.