Juanma Moreno se ancla en la moderación y sale airoso de un debate más crispado, bronco y ágil

Fue de nuevo un todos contra Moreno (menos Marín, claro), pero anoche de una forma mucho más bronca, virulenta y por momentos casi tirada al barro . Especialmente cuando se disparaba el 'show Olona' enervando al resto de los presidenciables, que entraban rápido al trapo.

Y otra vez con un candidato del PP tranquilo y casi sin perder la calma. Que también sin arriesgar demasiado volvió a salir airoso de un debate, dirigido por los periodistas Blanca Rodríguez y Fernando García , mucho más ágil que el de RTVE. Igual de poco propositivo pero más atractivo por los enfrentamientos directos entre los candidatos, aunque no parece que a falta de sólo seis días para las elecciones pudiera servir para movilizar el voto en uno u otro sentido.

Moreno reiteró estrategias, como la de designar a Espadas «delegado de Sánchez» , para presumir de ser el único, junto a Teresa Rodríguez, que puede actuar «sin tutelas» de Madrid .

Pero sobre todo estuvo anclado en una posición centrada y moderada , hablando de «equilibrio» y aludiendo constantemente a su voluntad de conseguir una alianza «con todos los andaluces» y en la que la confrontación más airada la tuvo con Macarena Olona . Nada más comenzar, a cuenta de libros de texto para niños de diez años en los que se habla de «masturbación».

Moreno había empezado su minuto inicial pidiendo que en el debate «la mentira no supere a la verdad». Y Olona se dio por aludida, por el manual escolar que había blandido en el primer debate en el que se criticaba la caza, que luego se supo no se usaba en los colegios.

Esta vez, traía otros textos. Que según dijo hablaban abiertamente de «masturbación». «Si alguien en el parque habla a mi niño de la masturbación llamo a la Policía Nacional. Y ustedes han metido a esas personas del parque en las escuelas andaluzas«, llegó a decir.

Pero también hubo bronca en el último bloque, cuando la dirigente del partido de Abascal le aseguró que aunque necesite sólo un voto o una abstención de Vox, tendrá que meter a Vox en su Gobierno . Si no, no hay trato.

Una llamada al voto útil en toda regla, porque es justo lo que Moreno trata de evitar y ayer las encuestas parecían empezar a ponerle en bandeja. «Olona me ataca y la izquierda también. Estamos en el lado de la moderación y la sensatez », ya venía machacando desde el primero de los bloques, dedicado a los servicios sociales. «Usted no sabe lo que es gobernar», terminó espetándole el dirigente popular.

La aún diputada de Vox, que comenzó su minuto inicial sin atacar a Moreno, sí se lanzó después a su yugular en numerosas ocasiones. Estuvo menos mitinera que en el primer debate, pero igualmente crispada y manejando sobre todo los mismos eslóganes que su partido puede blandir en Sevilla o en Cuenca.

En el segundo bloque, Olona comenzó dirigiéndose directamente a la clase trabajadora y a los agricultores , caladero sobre el que Vox quiere cimentar su ascenso. Pintó una Andalucía en la que sólo cierran fábricas y acusó a todos los demás partidos de alinearse con los poderosos, con las élites. «Sus políticas son tanquetas que van directas a Linares o a la Bahía de Cádiz contra los más débiles», dijo.

Una afirmación que descolocó a las lideresas de los partidos de izquierda. Durante un buen rato, todo fue una confrontación con Olona. Moreno asistía impertérrito , esperando el momento en el que, por fin, le dejaran salir de área, con todo el tiempo disponible, para vender el 'milagro económico' de Andalucía del que lleva meses presumiendo.

Hasta algún contrincante reconoció lo que estaba pasando. «A usted le viene bien esta espectacularización , así parece moderado», le dijo a Moreno Inma Nieto . En efecto. El presidente volvió a contar con la ayuda de Juan Marín , de menos a más, de nuevo defendiendo al autodenominado «gobierno del cambio» con datos, e incluso permitiéndose ciertas gracietas como preguntar a Macarena Olona si sabía hacer torrijas.

El candidato socialista, Juan Espadas , volvió a estar desubicado. Anoche fue el único de los varones sin corbata , pero tener más asegurado el resuello no le generó ninguna ventaja. Empeñado de nuevo en convencer a los espectadores de que hay que dar las gracias a Pedro Sánchez por que el Gobierno andaluz haya cumplido promesas como la apertura del Hospital Militar de Sevilla , se encontró con una respuesta de Moreno que lo desarmó. «Que el dinero de Sánchez no sale de su cuenta», le recordó. «Estoy de acuerdo», tuvo que responder Espadas. Poco más que contar. Aparte, no se olvide, de que prometió que su partido no quiere subir impuestos . Pasapalabra.

A su izquierda, Teresa Rodríguez y sobre todo Inma Nieto dibujando una Andalucía casi apocalíptica en la que los niños en las clases «están como sardinas en lata », en la que la sanidad no funciona y en la que va a ser muy complicado que las clases trabajadores envíen a sus hijos a la universidad. «Es mentira», repetía Moreno separando las manos y mirando al cielo en gesto muy clerical .

La líder de Adelante Andalucía, como la semana pasada, brilló más que su contrincante. Acuñó uno de los términos de la noche, al llamar « Iberdrolona » a la candidata de Vox por ser tenedora de acciones de la eléctrica.