Globalia deja abierta la venta de sus hoteles para asegurar la viabilidad futura del grupo

La operación se ha enquistado por las exigencias de Hidalgo y el estado de algunos establecimientos, pero todavía se mantiene abierta

El grupo turístico defiende que aún no ha llegado una oferta seria

El presidente de Globalia, Juan José Hidalgo EFE

Globalia pone en el escaparate sus hoteles. Pero no a cualquier precio. La venta de Be Live Hotels está «adormecida» por las elevadas pretensiones de la familia Hidalgo, que pretende incluir todos sus hoteles en la operación y pide un precio de salida ... superior a los 500 millones de euros. Requisitos que han ahuyentado a los posibles compradores, que esperan que en otoño la empresa sea más flexible y retome la operación.

Porque Globalia necesita liquidez de forma relativamente urgente. Hasta el momento, el Santander, su principal acreedor, simplemente ha empujado al grupo a iniciar el proceso de venta. Pero fuentes cercanas a los fondos de inversión explican que tras el verano la presión será mayor para la compañía presidida por Juan José Hidalgo. El grupo está luchando por reequilibrar su situación financiera, que ha quedado en una posición compleja por el golpe de la pandemia.

El plan inicial era llevar a cabo una operación rápida, que estuviese completada antes de septiembre. Ahora ese plazo ha quedado en duda. Fuentes cercanas a la negociación explican que Globalia reclamaba de partida un elevado precio por sus hoteles y no aceptaba fragmentar el paquete de venta «pese a que algunos no cuentan con una localización puntera». Además, varias fuentes explican que varios establecimientos «requieren un lavado de cara» y necesitan ser rehabilitados.

Todo ello ha dejado en suspenso la operación. Pero sigue habiendo interesados, entre ellos fondos de inversión como Cerberus y TPG, tal y como adelantó 'El Economista'. En el mercado también esperan que la operación renazca tras un verano que se espera récord, tanto a nivel de pasajeros extranjeros como de ocupación hotelera. Según las estimaciones de la patronal turística, Exceltur, el sector superará en un 2% el PIB conseguido en 2019 durante el tercer trimestre, por este 'boom' de demanda despertado tras dos años de pandemia.

Pero lo cierto es que, a pesar de la situación financiera del grupo, las prisas por vender todavía no han llegado. Fuentes del sector apuntan a que han sido muchos los interesados por la compra, entre ellos fondos y grupos hoteleros españoles, pero hasta el momento solo ha habido una oferta en firme por parte de un gestor, y por una cifra mucho menor a los aproximadamente 500 millones que, como mínimo, quiere ingresar Juan José Hidalgo por la venta de su marca.

Fuentes de otra empresa interesada en volver a la puja en otoño sostienen las mismas impresiones y aseguran a este periódico que el principal escollo es precisamente el precio y la negativa a fraccionar sus activos en la venta. Hidalgo quiere que la operación sea por toda la marca Be Live y, por el momento, no baraja en ningún caso deshacerse de sus establecimientos en propiedad. La cadena vacacional dispone de 32 hoteles y más de 10.000 habitaciones en España, Portugal, Marruecos, República Dominicana, Cuba y Colombia, pero solo 14 de estos inmuebles pertencen al imperio Hidalgo.

Esta misma empresa insiste además en el deterioro de los establecimientos propios, sobre todo, en los de Republica Dominicana, el segundo país donde tiene más presencia la hotelera de Globalia. «Necesitan mucha inversión para reposicionarlos», explican.

Otros agentes conocedores de la operación explican que además del desgaste de los activos en ese país «cuando se han intentando vender por separado han pedido precios estrastosféricos». «En 2009 ya circulaban catálogos con sus hoteles a la venta y no han vendido ninguno», insisten estos informantes, que creen que Hidalgo no se bajará del burro y la operación no se cerrará nunca. «En cuanto el panorama aéreo mejore y se recupere Air Europa volverán a olvidarse de la venta de Be Live».

Estas fuentes indican que el mejor posicionado para su compra es el Grupo Palladium (de la familia Matutes), que todavía posee el 5% de las acciones de Globalia. A la consulta de este periódico, la cadena hotelera no ha querido hacer ningún tipo de declaraciones al respecto.

Lo cierto es que fue otro grupo hotelero balear el primero en interesarse por Be Live a finales del año pasado. Barceló, que comparte con Globalia la mayor minorista turística española, Ávoris, estuvo cerca de llegar a un acuerdo por la cadena entonces, pero todavía no se ha retirado de la subasta. «Seguimos analizando la operación», aseguró el CEO para Europa de Barceló, Raúl González, durante un encuentro con la prensa el mes pasado.

Con todo, fuentes cercanas a Globalia defienden que esta venta no se debe en ningún caso a un tema de deuda y aseguran a este periódico que «somos un grupo completamente solvente, sin deuda vencida exigible y con un proyecto de negocio conjunto en desarrollo para llegar a atender los compromisos futuros de deuda. Pero a día de hoy no se debe un euro a nadie, todos los plazos de intereses o de préstamos se atienden perfectamente al día y la empresa es solvente».

Tranquilidad en el grupo

Detallan que el motivo de no haber vendido todavía la cadena «es que no ha llegado una oferta seria de verdad, que se aproximase un poco al menos a las valoraciones reales de mercado».

La otra gran desinversión que maneja Globalia en estas fechas, la venta de Air Europa, se producirá de forma mucho más escalonada. El grupo ha llegado a un acuerdo con IAG, la matriz de Iberia, para firmar un préstamo de 100 millones de euros convertible en el 20% de la aerolínea. La intención de Iberia es ejecutar la toma de este 20% antes de que finalice el año, pero este capital social no le dará ningún poder en Air Europa.

Más allá de sus obligaciones financieras a corto plazo, el grupo tendrá que ajustar cuentas con el Gobierno por los dos rescates que han recibido empresas participadas por Globalia. Air Europa recibió 475 millones y la también participada al 49%, Ávoris, recibió otros 320 del fondo de rescate para empresas estratégicas dirigido por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La firma balear solo tiene que abonar de momento los intereses de las ayuda públicas, pero tendrá que completar la devolución del dinero en 2026.

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