Formación
España no progresa adecuadamente en capacitación digital
La mitad de los españoles afirma tener escasas habilidades informáticas y los jóvenes no creen que la clave del empleo esté en la formación tecnológica

La cuarta parte de la sociedad española tiene bajas o nulas competencias digitales, la mitad reconoce que se maneja regular con la informática , y los jóvenes no perciben la formación en nuevas tecnologías como un requisito de gran peso para encontrar empleo. ... Son algunas de las realidades que pone de manifiesto un reciente informe auspiciado por la fundación IMANCORP y realizado a través de la Universidad Autónoma de Barcelona, que analiza la conexión entre competencias digitales y empleabilidad en España.
El director de este trabajo es el profesor de sociología Rafael Merino , de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y coordinador del Grupo de Investigación Educación y Trabajo. El informe ha sido desarrollado en el marco del Observatorio de competencias digitales y ocupabilidad promovido por IMANcorp Foundation y la UAB.
A través de la creación de este observatorio de capacidades digitales se persigue «visibilizar el nivel de competencias digitales de nuestra sociedad e invitar a la reflexión» a centros educativos, empresas e instituciones. «Los resultados del primer informe ponen de relieve cómo el nivel de estudios se convierte en la variable más determinante –incluso frente a la edad y la situación laboral− que condiciona el nivel de competencias digitales», explica Alba Escolá , gerente de IMANcorp Foundation .
Una de las realidades que se constatan es la persistencia de la brecha digital entre la población madura y las nuevas generaciones. «El reto de la cualificación digital en España está especialmente en los mayores de 55 años y en los jóvenes que dejan el sistema educativo de forma prematura o con escasa formación», explica Merino. Y advierte que eliminar esta brecha es un reto social, no solo económico o laboral . Hoy en día -subraya este sociólogo- tener unas adecuadas habilidades digitales es necesario para el propio ejercicio cotidiano de la ciudadanía . Un déficit en capacidades digitales no solo puede comprometer el horizonte laboral sino el manejarse «con cierta solvencia en el entorno social» y en el acceso a servicios esenciales.

Con carácter global, una cuarta parte de la población tiene bajas o nulas competencias digitales. Y otra tercera parte tan solo intermedias. Si se desciende más en el análisis, hay un dato que llama especialmente la atención: la mitad de la población anda escasa en habilidades informáticas. Cuando son encuestados sobre cómo se manejan con herramientas básicas como un procesador de texto, una hoja de cálculo, programas para presentaciones o para manejarse con fotos, videos o audios, el 50,4% dicen que se defienden de forma más o menos holgada, están en un avanzado o solvente. Pero la otra mitad de la población está anclada en el «nivel básico»: en el mejor de los casos, no pasan de la medianía informática .
«La edad, el nivel de estudios y la ocupación son los tres factores decisivos en la capacitación digital», explica el sociólogo Rafael Merino.Y remarca: «la brecha digital no está tanto entre trabajadores y parados como entre activos e inactivos», porque el trabajo fuerza a familiarizarse de una u otra forma con las herramientas digitales.
La visión de los jóvenes
Otra de las realidades que ha puesto de manifiesto este reciente informe es la percepción que los jóvenes tienen sobre la importancia que tiene la capacitación digital para sus perspectivas laborales. «Es uno de los resultados que más nos sorprendieron», afirma Rafael Merino, porque la formación digital «no es el factor al que más importancia le dan».
Una encuesta realizada entre jóvenes titulados no universitarios evidenció que consideran que, para encontrar trabajo, pesan más sus competencias personales y sociales, las habilidades prácticas o la capacidad de gestión, organización y emprendimiento. Consideran que la formación en informática y tecnologías de la información y la comunicación pesa poco para que puedan encontrar empleo .
Rafael Merino cree que, en parte, eso es consecuencia de cómo perciben los jóvenes el mercado de trabajo español, una economía muy terciarizada y en la que tienen alto peso ramas de actividad de bajo valor añadido.
Esfuerzo inversor
Es una apreciación en la que coincide Pilar Garrido, responsable de desarrollo de negocio en Modis, la consultora tecnológica de Adecco . «En España tenemos una estructura productiva con fuerte presencia de actividades de bajo valor añadido y, además, a la inversión empresarial en tecnología no se le ha dado la importancia que merece , lo importante que resulta para una empresa incorporar sistemas y profesionales con esos perfiles». A menudo las empresas cubren esas necesidades a través de consultoras especializadas en prestar servicios tecnológicos. Estas compañías se han convertido en un puntal de desarrollo para las empresas que recurren a ellas, porque «por sí mismas no tienen capacidad para incorporar esos profesionales a su plantilla fija, o sus necesidades se limitan a proyectos concretos, limitados en el tiempo».
Empresas como Modis se nutren de profesionales tecnológicos de alta cualificación en múltiples segmentos, unos perfiles técnicos en los que España tampoco anda sobrada. De ahí que coticen salarialmente al alza, según indica Pilar Garrido.
Respecto a la formación digital de los trabajadores españoles, en general, Garrido cree que «estamos pagando el déficit formativo que hubo al respecto en el sistema educativo español hasta hace unos 15 años» , déficit en el que tiene su origen la «brecha generacional brutal» que existe.
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