El hombre con el que el Rey siempre podía contar
Emilio Botín estaba «en primer tiempo de saludo» dispuesto a apoyar a la Corona y era uno de los cuatro empresarios a los que más consultaba Don Juan Carlos

Con Emilio Botín, la Corona siempre podía contar. En cualquier circunstancia estaba «en primer tiempo de saludo» para lo que se le pudiera necesitar, ya fuera a disposición de los anteriores Reyes o de los actuales. La lealtad a la Monarquía le venía de familia, alimentada por la relación que mantuvo su padre con Don Juan de Borbón. Cuando el Conde de Barcelona viajaba a Santander, sabía que tenía abiertas las puertas de la casa del Promontorio, cuyo anfitrión comentaba a los demás invitados: «Nosotros le llamamos el Rey».
Más intensa que esa relación fue la que mantuvieron los hijos de ambos en las siguientes décadas, en las que Emilio Botín ofreció a la Corona no solo su apoyo personal, sino también institucional, como presidente del primer banco de España. En los últimos años de crisis, en los que Don Juan Carlos tenía una gran inquietud por conocer las opiniones de los expertos sobre la economía española, Botín se convirtió en uno de sus hombres de confianza. El anterior Rey solía pedir opinión sobre la situación económica a una veintena de empresarios, pero había cuatro que formaban parte de un círculo más próximo: César Alierta, presidente de Telefónica ; Isidro Fainé, de CaixaBank; Javier Monzón, de Indra, y Emilio Botín, del Santander.
Don Juan Carlos y Botín estaban convencidos de que había que internacionalizar las empresas españolas, y ello les llevó a coincidir en algunos viajes al exterior. En uno de ellos, a Brasil, en junio de 2012, fue cuando se produjo la anécdota más sonada del banquero. Botín había salido a hacer ejercicio por las inmediaciones del hotel Royal Tulip de Brasilia, donde se hospedaba la delegación española, a la espera de que llegara el Rey procedente de Madrid, y ambos coincidieron en el vestíbulo, junto con otros empresarios. Vestido con bermudas y polo de color rojo y calzado con zapatillas de deporte, el presidente del Banco Santander se acercó a saludar a Don Juan Carlos e incluso hizo ante las cámaras la tradicional inclinación de cabeza, que en su caso solía ser muy pronunciada.
Y es que Botín daba mucha importancia a los detalles. Por ello, valoraba que Don Felipe eligiera una corbata roja en los actos organizados por el Santander. Para que todo saliera perfecto, el banquero solía supervisar los preparativos de estos actos; y en alguna ocasión coincidió con los equipos de seguridad de La Zarzuela y se quedó maravillado por el trabajo de los perros que revisan las instalaciones.
Fue uno de los pocos españoles que asistió a las bodas de los tres hijos de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Además, la víspera de su proclamación acompañó a Don Felipe en el Real Instituto Elcano en su último acto como Príncipe de Asturias, y al día siguiente estuvo presente en su primer acto como Rey: la recepción del Palacio Real.
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