Djokovic muestra que es mortal, pero sigue vivo en Nueva York
Fue un partido épico, histórico tanto para Djokovic como para Djere, con quien nadie contaba ni siquiera para arañar al número uno virtual del mundo
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Novak Djokovic, en el US Open.
No hay deporte más duro para la cabeza que el tenis. En especial, si tienes delante a alguien como Novak Djokovic. Seguramente Laslo Djere era consciente de ello este viernes por la noche -y madrugada del sábado-, cuando se enfrentó al tenista con más ' ... grandes' de la historia en la tercera ronda del Abierto de EE.UU.
Porque puedes arrancar ganando un set a Djokovic, una gesta cuando el serbio está en plena forma, como ahora en Nueva York. Y puedes incluso repetir la hazaña y quitarle también el segundo set, algo que al serbio solo le ha ocurrido una treintena de veces en una carrera de casi dos décadas. Pero hay que ganarle un tercer set. La lógica puede decir que lo tienes todo a tu favor. Pero todavía hay que ganarle un maldito tercer set a Djokovic. Su exigencia seguirá siendo la misma hasta el último punto. La presión y las dudas crecerán con cada punto o oportunidad fallados. Djere, serbio como Djokovic, no aguantó y permitió la remontada de su compatriota (4-6, 4-6, 6-1, 6-1, 6-3).
Fue un partido épico, histórico tanto para Djokovic como para Djere, con quien nadie contaba ni siquiera para arañar al número uno virtual del mundo. Pero que también mostró que Djokovic, inasequible todo el año, con la excepción de la final en Wimbledon con Carlos Alcaraz, puede ser mortal. De momento, sigue muy vivo y con una fortaleza física y mental que impresionan.
Djere, de 28 años y número 32 del mundo, llegaba con el interés de ver un duelo entre serbios, pero con pocas expectativas de conseguir algo frente a Djokovic, que en las dos primeras rondas había mostrado un nivel excelso y solo había concedido once juegos.
Djere, sin embargo, sorprendió con un tenis dominador, con gran juego de fondo de pista. Se impuso por detalles en el primer set, con un Djokovic más fallón de lo habitual. Se esperaba que el capo del tenis mundial reaccionara en la segunda manga, pero Djere redobló la apuesta. Sacó de maravilla -87% de primeros servicios en ese set- y apenas se permitió errores. Jugaba con una frialdad impactante y Djokovic no conseguía meterle mano.
Con dos sets en contra, el ambiente de la pista central de Flushing Meadows se tensó. Djokovic realizó su habitual escapada a los vestuarios para recomponerse en los momentos de duda. Y le funcionó. Elevó la presión contra Djere, y al menos bueno de los serbios no pudo mantener el nivel. Todo lo que le salía en las dos primeras mangas desapareció. En la cuarta manga ya le costaba una barbaridad mantener su servicio. Por poco Djokovic no se llevó esos dos sets en blanco.
Para entonces, y ese es el poder de Djokovic, todo el mundo contaba con la remontada. El público y, sobre todo, para desgracia de Djere, el propio Djokovic. El físico, a pesar de los 36 años del favorito, jugó a favor de Djokovic en el quinto y definitivo set. Pasadas las tres horas de juego, Djere perdió mucha movilidad. Acostumbrado a superar dificultades -sus dos padres murieron de cáncer antes de que él cumpliera 24 años-, peleó hasta el final, pero las piernas no le daban. Tuvo una oportunidad para romper el servicio pero no la materializó. Una tuvo también Djokovic y fue suficiente para ganar esa manga y el partido.
Quizá por respeto a su compatriota, no celebró con furia el triunfo, como haría en cualquier remontada de este tipo. Igual que durante el partido no recurrió a sus habituales rabietas, broncas o raquetazos al suelo para tratar de cambiar el clima del encuentro.
Djokovic se enfrentará este domingo en octavos de final a Borna Jojo. El croata, de 25 años, viene de la previa, donde sorprendió con un tenis descomunal. Su mejor ranking ha sido el 107º del mundo y es una de las sensaciones del torneo. No debería ser un escollo para el serbio, aunque eso también se decía de Djere.
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