Nadal llega a Madrid desatado

Cualquiera, diría el propio Nadal, consciente de que esto es un Masters 1.000 y ganar un torneo de esta categoría no es nada sencillo. Salvo Roger Federer , que ya anunció que se tomaba un respiro después de los éxitos de Australia, Indian Wells y Miami, descartando la tierra hasta París, el resto de tops alumbran un cuadro durísimo desde la primera ronda. Está Andy Murray , número uno del mundo y confirmado ya como especialista en estas tierras, campeón en 2015 y finalista en 2016, puede que algo irregular en este primer cuatrimestre de la temporada, pero igualmente muy peligroso. Por algo es el líder de la ATP y está en proceso de retomar la senda de la pasada temporada, en la que maravilló con un epílogo asombroso.

Se presenta Novak Djokovic agobiado porque le persiguen los fantasmas , poco reconocible en las citas anteriores y con la única alegría de Doha. Algunas de sus derrotas ha sido sonoras y la transición del cemento a la tierra no ha sido según lo esperado, pues en cuartos de Montecarlo hizo las maletas al caer ante el belga David Goffin . Después de completar el círculo con el triunfo en el último Roland Garros, el serbio ha bajado de intensidad e incluso parece menos poderoso, pero es cuestión de tiempo que vuelva a rugir. Pocos jugadores hay en el circuito tan completos como Djokovic.

Nombrados los candidatos de todos los días, no hay que olvidarse de nombres ilustres que siempre están ahí. Stan Wawrinka , que tiene tres Grand Slams (Australia, París y Nueva York), juega de maravilla en tierra batida, portentoso ese revés a una mano que tanto gusta por su estética. Está por ver cómo evolucionan Milos Raonic o Kei Nishikori de sus problemas físicos, y por detrás avisan Marin Cilic, Dominic Thiem o David Goffin. Estos dos últimos están actualmente a un nivel muy alto y se expresan con alegría en pistas como las de la Caja Mágica.

Pero, como de costumbre, será Nadal quien marque el ritmo de la decimosexta edición del Mutua Madrid Open. Aunque el torneo de la capital es diferente a todos por el tema de la altitud -667 metros sobre el nivel del mar, un detalle a tener en cuenta ya que los pegadores salen beneficiados porque la bola va mucho más rápida después de cada impacto-, el balear siempre ha competido muy bien, dueño de las mejores estadísticas. Acumula 52 encuentros en Madrid, siendo todavía un crío cuando se estrenó en 2003 en el Rocódromo -cedió ante Álex Corretja en tres disputados sets-, y ya tiene cuatro medallas en su palmarés (2005, 2010, 2013 y 2014) . Además, nadie acumula tantas semifinales como él, pues busca en esta edición estar entre los cuatro elegidos por décima vez.

«Es un torneo que me hace especial ilusión porque ahí la gente siempre me ha tratado muy bien . Desde luego, es una cita muy importante en mi calendario y también a lo largo de mi carrera», resume el campeón de 14 grandes, el mejor reclamo posible y que tiene un cuadro con muchas trampas. Desde el jueves que prepara en la Caja Mágica la reconquista, referencia de un cartel impresionante para engrandar la leyenda del Mutua Madrid Open. «Este es el camino para aspirar a las máximas cosas», dijo tras el décimo trofeo en Barcelona, pensando ya en Madrid. «Iré con la tranquilidad y la humildad de saber que me va bien». Los números y las formas le dan la razón.