Muguruza tumba a la número 1

Se asentó Muguruza en servicios de 170 kilómetros por hora como advertencia (5 saques directos). Cómoda en la pista durante gran parte del primer set, intentó acelerar cuando al resto encontró flaquezas en la muñeca de Kerber. A punto estuvo de conseguirlo ya en el segundo juego, pero la número 1 del mundo frenó el ímpetu con un juego de contragolpe que comenzó a desequilibrar a Muguruza. La española, agresiva como siempre, también tuvo que jugar en el alambre de los golpes ganadores . Imprimió su furia, muy cerca de la pelota, acercándose con mimo para sacar después su latigazo. Y si estos llegaban fácil (16), también los errores se acumularon en abundancia (15).

Un lastre que acabó pagando en el primer set. Quiso mantener la presión, responder de tú a tú a una Kerber que en ningún momento se dejó intimidar por su oponente, y Muguruza notó la presión al saque en el noveno juego. Ya lo había hecho en el séptimo, pero un remate cerca de la red ahuyentó los miedos. Pero no pudo con las dos opciones de rotura que se ganó Kerber después. Un revés al pasillo de la española, y la alemana dio un estirón en el partido porque no cedió en su saque.

El nivel todavía aumentó un ápice en el segundo set. Nadie cedía ni terreno ni ambición. Y si Muguruza atacaba, Kerber armaba su defensa para contrarrestar y responder con más ganas. La española se protegió entre reveses increíbles y gritos de «vamos» que alimentaron su consistencia desde el fondo (23 golpes ganadores). Frenó algo la sangría de errores (aún así sumó otros 15) e incluso se atrevió a meter presión a la alemana con subidas a la red. Su entereza también subió peldaños y encontró por fin un resquicio en la mano firme de Kerber. Dos bolas de break para sentenciar el segundo set a su favor. Todo por decidir en un partido mucho más propio de Pista Central que de pista 2.

La batalla siguió sin tregua en el parcial definitivo. Aunque ya las fuerzas comenzaron a flaquear, sobre todo al servicio . Un vaivén de roturas mantuvo la igualdad en el marcador; y el festival de opciones de rotura, la emoción en cada golpe. Para enmarcar, el séptimo juego, lleno de fuerza y golpes de postín en un juego que se alargó a los diez minutos, con opciones para ambas y premio final para Muguruza, porque levantó hasta cuatro opciones de rotura con una valentía propia de campeona : en la red, con buenos saques, jugándose las líneas o con remates que forzaron el error de la número 1, ya no tan inaccesible como antes.

Lo supo Muguruza, sin dejar escapar ni la ambición ni la concentración cuando le tocó jugar al resto. Había encontrado las heridas en la alemana y no quiso dejarla escapar. Cambió la rutina, con golpes más largos y profundos para que Kerber también tuviera que pensar en nuevas estrategias. La alemana ofreció recursos: saques directos y remates a las líneas que mantuvieron el pulso igualado. Pero se le acabaron cuando el encuentro decide a la ganadora: en el décimo juego. Muguruza se ganó tres bolas de partido, y aunque desaprovechó las dos primeras -Kerber lo impidió con calidad y fuerza-, la alegría le desbordó en la tercera , con un golpe de la alemana en la red y su pase a los cuartos en el bolsillo.

A pesar de los errores finales: 50 por 12 de Kerber, la española hizo valer su agresividad y potencia con 55 golpes ganadores -por 27 de la alemana- para continuar creciendo en la hierba de Wimbledon. Solo son unos cuartos, aunque el encuentro bien pudo ser una final, pero la adrenalina y la confianza siguen al alza en la cabeza y la mano de Muguruza. Svetlana Kuznetsova es su siguiente límite.