Nadal, más hierba que nunca

Más allá del triunfo en Buenos Aires, escenario menor, Nadal no ha logrado vencer en sus plazas fetiches. Ni Montecarlo, ni Barcelona, ni Madrid, ni Roma y tampoco París, siendo la final de la Caja Mágica su mejor resultado. Y en Roland Garros perdió su autoridad, netamente inferior a un Novak Djokovic que luego no remató la faena.

Después de unos días de calma en Mallorca, Nadal ya está en Stuttgart, que estrena condición de torneo de hierba. Ya el domingo se entrenó ahí por primera vez, necesitado de un tiempo lógico de aclimatación a una superficie que no le ha ido del todo bien en los últimos años. Se estrenará el jueves contra Marcos Baghdatis.

«El estreno en césped es siempre lo más duro. Voy a intentar dar lo mejor de mí, entrenar tanto como me sea posible para mi partido de primera ronda», señaló en rueda de prensa.

Después de Stuttgart, en donde también competirá en el cuadro de dobles con Feliciano López, Nadal se desplazará directamente a Queen's, la antesala del grande por excelencia en hierba. Porque después está Wimbledon, en donde defiende los octavos de final de 2014. Perdió el año pasado contra Kyrgios, que le despidió a base de cañonazos.

Nadal nunca había disputado tres torneos de hierba en una misma temporada. Ahora, en esta segunda fase del año, sabe que puede sumar puntos, necesitado después de los cuestionables resultados. Es octavo en la carrera de campeones y este lunes se despertará como décimo de la ATP, lejísimos de la cabeza.

Ante este panorama, Nadal no descarta jugar algún torneo de tierra si la gira por el pasto no funciona. Él mismo admite que necesita sumar y cabe la posibilidad de que se inscriba, antes de la gira americana por el cemento, en la tierra de Hamburgo, un ATP 500 para acumular puntos. Es la nueva realidad del campeón de 14 grandes.