abierto de australia
Djokovic hinca la rodilla ante Wawrinka
El campeón de las tres últimas ediciones cae eliminado en cuartos tras un intenso partido de más de cuatro horas
josé manuel cuéllar
Novak Djokovic , vigente campeón del Abierto de Australia, ha caído eliminado en los cuartos de final tras perder en cinco sets ante el suizo Stanislas Wawrinka , en un partido que se ha alargado por encima de las cuatro horas.
Wawrinka consiguió ... derrotar al número dos del mundo, romper su racha de 28 partidos consecutivos ganados desde que Nole perdió la final del Abierto de EE.UU. y vengar la derrota que el serbio le infligió el pasado año en los octavos de final aquí mismo, en un duelo también épico que pasó a los anales del torneo como el cuarto más largo de su historia. Djokovic también llevaba 25 partidos ganados de forma consecutiva en el Abierto de Australia que le habían convertido en el campeón de las tres últimas ediciones. También fue campeón en 2008.
Haría mal la gente en equivocarse con Stanislas Wawrinka, pero tiende a hacerlo, a errar con él. Ese aspecto medio desaliñado, el rostro craterizado que hace fruncir el ceño, esos kilos de más (81 kilos dice la ficha oficial, pero ya le gustaría que con su 1,83 debe estar en los 90) y una cierta frecuencia a irse de los partidos cuando no debe, han creado de él una imagen confusa.
Muchas veces él mismo alimenta a sus detractores, pero estos olvidan una máxima que Stanislas anuncia en su antebrazo. Al igual que Tipsarevic lleva tatuado «La belleza cambiará el mundo», Wawrinka pasea una máxima personal: «Lo intentaste alguna vez, fracasaste. No importa, inténtalo de nuevo. Fracasa mejor». Así que estamos ante un tipo que, a pesar de las aparencias, no se rinde tan fácilmente. Nole Djokovic lo comprobó ayer en sus carnes.
Una cruenta batalla se desarrolló en las pistas de Melbourne. Wawrinka pasa por el circuito por ser un tipo peligroso. No es tanto por su tatuaje, que avisa tozudez infinita, sino porque es un formidable tenista. Con un revés a una mano, de los más bonitos y letales del circuito (se dice que incluso mejor que el de Federer), el suizo es un queso envenenado. No es un diez en nada, pero es un ocho en todo. Con un saque colocado y variado, una derecha donde la bola le corre mucho y siempre atento a cualquier desfallecimiento, Wawrinka es muy mal cliente hasta para Djokovic. Esta clase de jugadores, tan técnicos, capaces de variar alturas, de ser tácticos y perseverantes, molestan al serbio. No es que le supongan un peligro extremo (pocos son peligros extremos para Nole), pero si se descuida, si baja la guardia un momento, se encuentra en serios problemas. Quizás el hecho de estar 15-2 a favor del serbio en los enfrentamientos personales jugó en su contra. Ese mínimo resquicio de confianza que te hace jugar al 99 por cien en vez de al cien por cien, acabó siendo fatal.
En un partido muy duro, Wawrinka apareció dispuesto a todo y Nole no. Djokovic falló demasiado en momentos en los que no debía. Es cierto que con el suizo al cien por cien y Nole al 80 el serbio aún debería tener ventaja, pero erró en momentos cruciales y los detalles decantaron el resultado. Ambos se alternaron en las mangas 2-6, 6-4, 6-2, 3-6 hasta un apasionante 9-7 que le va a costar caro a Djokovic.
Retroceso del serbio
El número dos del mundo defendía 2.000 puntos como campeón de 2013 y ahora sólo sumará 360, de modo que cederá un balance neto de 1.640 puntos. Si a eso unen que Nadal ya puntúa porque el año pasado no pudo jugar este torneo por lesión verán que la distancia entre ambos se amplía. Por su parte, Wawrinka será número uno suizo si Federer no llega a la final. Wawrinka se medirá en semifinales con el checo Thomas Berdych, verdugo de David Ferrer .
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