Copa de Maestros: Djokovic desafía a Nadal

El serbio se impuso con autoridad, serio y profundo para desactivar a un notable rival que ha firmado un año magnífico. Pero Djokovic es demasiado y más desde que perdió en la final del US Open, último tropiezo en su camino. Desde entonces, títulos en Pekín, Shanghái, París-Bercy y ahora final en Londres. Ha perdido el número uno, pero quiere luchar hasta el final.

Djokovic no necesitó mucho para minimizar a Wawrinka, que llegó a las semifinales después de vencer a Berdych y a Ferrer en la fase de grupos. El otro suizo propuso una batalla al todo o nada y le se encontró con el Djokovic más conservador, más estratega que agresivo. Sin apenas golpes ganadores ( sólo tres en el primer set ), y limitándose a frenar las embestidas helvéticas, Djokovic se apuntó la manga con oficio, brillante manera de interpretar un partido de tal magnitud.

Y eso que Wawrinka empezó como un ciclón , disparado desde el primer intercambio, durísimo desde el fondo de la pista. Tenista efervescente, un talento magnífico que exhibe un revés a una mano portentoso, pierde buena parte de su valor cuando compite con los grandes. Precisamente porque le falta eso, competir en igualdad, creerse capacitado para derrotar a raquetas como la de Djokovic. Tan pronto rompió el saque del serbio perdió el suyo y ya nunca más tuvo ventaja.

Perder el primer parcial le sentó como un tiro a Wawrinka. Fue definitivo porque entró en un espiral de la que ya nunca salió, sencillo ejercicio para Djokovic de ahí hasta el grito de liberación. El balcánico lo hizo todo muy bien y puso la directa hacia la final, motivado porque le encanta discutir con Nadal, orgulloso porque le molesta haber perdido el liderazgo del tenis. Es el tenista del momento.

Fue rápido, un trabajo limpio y sin ruido. Djokovic fue un muro con su resto y regaló un puntazo memorable a la carrera, impagable ver cómo se desliza en una pista como la de Londres y cómo se estira hasta el infinito. Minó la moral de Wawrinka a base de raquetazos y con muy poca cosa se distanció de forma definitiva.

Ahora, para terminar la temporada y con permiso de la Copa Davis, un Rafa Nadal-Novak Djokovic, uno más. Será el capítulo 39 y es más especial si cabe en esta temporada. La última vez fue en Pekín, con triunfo para Djokovic, pero la de Londres es otra historia. Nadal oposita a maestro contra el rival más duro.