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Murray alimenta el sueño británico
El escocés enciende la central de Londres al vencer a Janowicz por 6-7 (2), 6-4, 6-4 y 6-3. La final, contra Djokovic
Murray alimenta el sueño británico
Wimbledon tiene la final soñada , esperanzado el pueblo británico porque Andy Murray aspira a enterrar el fantasma de Fred Perry. El escocés lucha contra una maldición que se eterniza desde 1936 y ahora, por segundo año consecutivo, aspira al título al eliminar en ... semifinales a Jerzy Janowicz por 6-7 (2), 6-4, 6-4 y 6-3 en dos horas y 50 minutos. Londres festeja el triunfo de su chico, que se medirá a Novak Djokovic. [Así lo hemos contado]
Porque en Wimbledon, cuando Murray gana es británico y si pierde es escocés. Sufrió de lo lindo ante Janowicz, pero Murray tiende a resolver esas situaciones de angustias con maestría . Tenía una montaña que escalar ante un tenis ta desmelenado, un polaco al que le funciona el saque y encima tiene infinitas virtudes, y resolvió al final con una sonrisa después de mil gestos de desesperación. Todo en él es agónico, pero la gente le adora.
Juega en Wimbledon como si fuera un equipo de fútbol. La grada se enciende en cada punto y festeja los juegos como goles . Murray exige más al personal, grita sin parar y a partir de ahí se crece, acostumbrado a que siempre le exijan un poco más. Después de perder el primer set en el tie break, y pese a desaprovechar sus opciones para llevarse la manga, Murray se rehace con orgullo en el segundo. Una tarde de puños cerrados.
Ya en el tercero, se produce un giro del todo inesperado. Janowicz rompe, lleva la iniciativa, domina 4-1 y silencia a la colina . Pero el polaco se bloquea cuando está muy cerca de apuntarse el set y Murray enlaza cinco juegos de forma consecutiva, un tenista colérico que se crece en la adversidad. Al número dos del mundo, un excelente restador, le encanta jugar a la contra y se lleva el gato al agua.
Pasa del festejo al enfado cuando la organización le dice que se tiene que cubrir la central. Quedan apenas 40 minutos de luz natural y no se quieren arriesgar, así que se utiliza el techo retráctil . La semifinal queda suspendida durante 20 minutos, el tiempo que tarda en cubrirse, y Murray se desespera porque la inercia era positiva y porque Janowicz tiene las de ganar bajo techo. Se le presentan los fantasmas de la final del año anterior en la que Federer le privó de la gloria cuando se jugó con la pista cerrada, que beneficia a los sacadores.
Pero Murray vuelve con el mismo tono, intenso desde el principio . Es un partido nuevo y sin embargo se mantiene el mismo signo. Rompe pronto el escocés y ya no titubea, ya no permite que le arrebaten el sueño. La esperanza británica sigue vive y Murray se enfrenta ahora al mejor tenista del mundo. Le espera Novak Djokovic.
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