Atletismo
El salto a ninguna parte de Devon Allen
Un deportista a dos bandas. El mejor vallista del año, descalificado en el Mundial, fracasa en su intento de pasar al fútbol americano. Un verano fatal para el estadounidense
El dilema de Devon Allen: a cuatro centésimas del récord del mundo a un mes de dejar el atletismo
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Iniciar sesiónHay veranos que parecen inviernos. Devon Allen (27 años, Phoenix, Arizona) recordará siempre con amargura lo que le sucedió en este de 2022. Dos grandes ilusiones destrozadas por dos mazazos terribles. En julio disputaba los Mundiales de atletismo en su universidad, Oregon. El ... resultado no pudo ser más trágico: descalificado en la final por una salida nula más que dudosa. Un mes después, su sueño de triunfar en el fútbol americano terminaba bruscamente el 30 de agosto con un amargo descarte. Los Philadelphia Eagles prescindieron de él al inscribir su plantilla definitiva de 53 futbolistas. No pasó el corte y quedó relegado a la 'practice squad', el equipo que se utiliza como rival de entrenamiento.
Devon Allen es uno de los mejores vallistas del mundo. Esta pasada semana ha finalizado la temporada de atletismo en pista y el atleta nacido en Arizona puede presumir de cerrarla como número uno del ranking mundial de los 110 metros vallas. Su impresionante crono de 12.84 le ha situado muy por encima de los 12.99 de su compatriota Holloway o el jamaicano Broadbell, segundos en el ranking. Otra cosa, muy distinta, fue su actuación en los Mundiales.
Capítulo uno. Allen supera sin problemas las eliminatorias y las semifinales y se planta en la final de los Mundiales con opciones de lograr la medalla de oro. Entonces llega el drama. Sonó el disparo de salida y a continuación un segundo disparo. Salida nula. Alguien se había escapado. El reglamento establece (y se trata de una norma cada vez más cuestionada) que el sistema nervioso del ser humano necesita al menos 100 milésimas de segundo para enviar la orden de salida desde el cerebro a los músculos. Por debajo de ese tiempo se determina que, aunque la arrancada se produzca después del disparo, el atleta emitió la orden de salir antes del disparo. El problema es que Devon Allen reaccionó en 99 milésimas. Una más le habría salvado. El estadounidense fue descalificado aunque el vídeo a cámara lenta mostraba una salida al mismo tiempo que sus rivales. Allen abandonó la pista y sus rivales se pusieron de nuevo a las órdenes del juez para una nueva salida. Después de la orden de «listos!» en el estadio de Eugene se escucha un enorme grito: Bullshit! Mierda.
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Capítulo dos. Devon Allen decide renunciar al atletismo y se centra en la suculenta oferta, dos millones y medio de dólares en tres años, que había recibido en abril para probar suerte y convertirse en un profesional del fútbol americano. Le esperaban los Philadelphia Eagles y no era precisamente un novato con el balón ovalado. En sus años en la Universidad de Oregon había compaginado las vallas con el fútbol americano y había brillado en los dos deportes. Por su velocidad, Allen juega como ala abierta, un puesto en el que se corre a toda velocidad y se espera recibir el pase largo del 'quarterback'. Precisamente la oferta le llegó después de impactar a los ojeadores de los Eagles en el mes de abril cuando le cronometraron el famoso test de las 40 yardas en 4.35.
En uno de los partidos de pretemporada, Allen consigue un 'touchdown' magnífico frente a los Cleveland Browns, después de correr 55 yardas. Lo celebra simulando una carrera de vallas, feliz. Sin embargo, sus entrenamientos no convencían a los técnicos y los blogueros del fútbol americano comenzaban a excluirlo de las listas de 'los 53', los jugadores que finalmente completan la plantilla de la temporada. El 30 de agosto llega el mazazo. Allen está fuera del equipo inscrito de forma oficial para la temporada NFL. Queda relegado al conjunto de entrenamientos, el que hace el papel de rival en las prácticas, una suerte de sparring. El golpe era brutal porque, como establece el contrato, los 2,5 millones de dólares quedan reducidos a sólo 40.000 en caso de no pasar el corte.
¿Se conformará Allen y se quedará en los Eagles con la única misión de entrenar a sus compañeros? «Yo no lo haría», señala, tajante, Javier Moracho, campeón europeo de 60 metros vallas, quien declinó en su día una oferta para jugar con los Barcelona Boxers. «La verdad es que, con el nivel que tiene Allen, que puede perfectamente ser campeón olímpico, para mí no hay color. Debería volver al atletismo, intentar ser campeón mundial, campeón olímpico y no quedarse simplemente como miembro de un grupo de entrenamientos. Recuerdo que hubo dos vallistas en el pasado, Renaldo Nehemiah y Willie Gault, que sí jugaron en la NFL. Nehemiah fichó por los San Francisco 49ers y tuvo un contrato de 250.000 dólares en 1982. Luego volvió al atletismo y en una ocasión me dijo: 'no se te ocurra dar ese paso, que te romperán; allí van a cazarte!'«.
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