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El segundo palo

Siete vidas tiene un gato

«En el Prado, entre Artemisa de Rembrandt y La Virgen de la Rosa de Rafael Sanzio, está colgada la jugada del gato en el Calderón»

Pecho frío

Benzema, en su último día en el Bernabéu EP
Juanma Rodríguez

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Durante demasiado tiempo Benzema debió sentirse en el Real Madrid como el gato en un tejado de zinc recalentado por el sol. Y, aunque no iba dirigido a él, hizo suyo el consejo que Brick le dio a Maggie y saltó. Como el soldado ... que corre sin mirar atrás tratando de encontrar la próxima trinchera, esquivando fuego amigo y minas ajenas, Karim sobrevivió brincando de uno a otro tejado. «Diviértete», le dice Paul Newman a Elizabeth Taylor, «los gatos saltan sin hacerse daño». Y saltó. Primero lo hizo desde el tejado de la abulia para auparse al de la ausencia de gol, desde ahí brincó hasta alcanzar la barandilla de la eterna comparación con Cristiano y, como propulsado por un muelle gatuno, rebotó cayendo panza arriba en la azotea de la falta de liderazgo desde la que tomó un nuevo impulso que le hizo regresar a la casilla de salida. Y vuelta a empezar. Siete vidas tiene un gato.

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