Periodismo fallero

No comprendo qué molestó exactamente del hecho de que el delantero brasileño del Madrid decidiera señalar a quien profirió insultos gravísimos contra él desde la grada. ¿Se mofan de él en Valencia porque su agresor es de allí? ¿Es eso? ¿Todo queda reducido a un comportamiento tribal? ¿O es que le están pegando a Mijatovic una patada en el culo de Vini? ¿O es que siguen escociendo los goles de Morientes, McManaman y Raúl? Han pasado 23 años desde aquello, me parece que ya va siendo hora de superarlo, ¿no? Cura sanita, cura sanita.

Si a un futbolista le llaman negro y mono y el resumen de lo publicado es que alguien sea capaz de compararlo irónicamente con Nelson Mandela es que el problema de racismo que tenemos es aún más grave de lo que creía por la sencilla razón de que no somos o no queremos ser conscientes de él. Si un crío de 10 años llama mono al otro Vinicius, a Tobías, cuando éste va a realizar un saque de banda y, 48 horas después, cuando la noticia ha dado ya tres veces si no trescientas la vuelta a España, desde el Eldense aseguran no saber nada porque continúan de fiesta tras el ascenso a Segunda es que el descenso a los infiernos de la xenofobia es todavía más profundo de lo que creíamos.

Si a alguien le parece gracioso que el abogado de uno de los tres detenidos por lo sucedido en Mestalla diga que su defendido no hacía otra cosa que rascarse las axilas es porque le parece justo que se reciba así a un jugador negro del equipo rival, imitando los gestos de un orangután. Por cierto, ¿tres detenidos? Porque todo Mestalla no fue pero sólo tres tampoco. De eso debería ocuparse el periodismo fallero, de presionar para que se cierre el despacho que el Ku Klux Klan tiene abierto por allí y no de reírse de un chaval.