El título que se fraguó con un café en Milán

Esa mañana en la ciudad lombarda, Florentino se citó con Antonio Pintus en el Hotel Sheraton, donde se alojaba el equipo blanco. Tomaron un café y cerraron el regreso del preparador físico al club blanco a partir del curso 21-22. La tres Champions consecutivas en la primera etapa de Zidane (2016, 2017 y 2018), y la Liga de 2017 llevaron su sello, no solo el del técnico francés, pero ciertas diferencias entre ambos provocaron que Pintus se marchara al Inter en el verano de 2019, justo dos meses después del inicio de la segunda etapa de Zidane en el banquillo blanco.

Su vuelta, tras una pasada temporada en la que el Madrid sufrió 61 lesiones y 164 ausencias por baja médica –bastantes de ellas de largo tiempo de recuperación–, era incluso más importante que encontrar el relevo adecuado a Zidane. Y ahí están los números de la actual temporada: el Madrid ha sufrido 43 lesiones, bastantes por golpes o lesiones de corta duración, y la ausencias están en 108. A esto, se le une un estado físico envidiable que (a falta de cuatro jornadas) le ha hecho meter en la Liga 49 de los 73 tantos que suma en las segundas partes, y 24 de ellos en los últimos 15 minutos. La vigilancia sobre el todo y el individuo ha sido mucho más grande, científica y consensuada esta temporada. Y para eso, la figura de Pintus ha sido fundamental.

Evolución de la clasificación en Primera División

En puntos por jornada

Real Madrid

Barcelona

Sevilla

Atlético de Madrid

81

80

64

63

60

61

35

Ligas

40

20

Jornadas

0

1

5

10

15

20

25

30

34

Fuente: BDFutbol / ABC

Evolución de la

clasificación en

Primera División

En puntos por jornada

Real Madrid

Barcelona

Sevilla

Atlético de Madrid

81

80

64

63

60

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35

Ligas

40

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Jornadas

0

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5

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15

20

25

30

34

Fuente: BDFutbol / ABC

Los dos primeros meses de competición, hasta el segundo parón de selecciones, fueron un prueba-error de Ancelotti. De Hazard y Bale titulares, se pasó a la apuesta total por Vini y el liderazgo sin asteriscos de Benzema. Del pandemónium entre el 4-3-3, el 4-4-2 e, incluso, el 4-2-3-1, se quedó como sistema inamovible el primero de ellos, a juicio de Carletto el mejor posible de acuerdo a las características de la plantilla. Los resultados le dieron la razón, y desde octubre hasta mediados de enero, parón por la Supercopa en Arabia, el Madrid pasó de estar igualado en la primera posición con el Atlético (17 puntos en la jornada 8) a ser líder destacado en la 21 con 46 puntos, cuatro más que el Sevilla, 14 por encima del Atlético y 15 sobre el Barça, al que por cierto le ganó el clásico del Camp Nou (1-2). Ahí, el Madrid se dio cuenta de que solo ellos podían perder esta Liga: «Ganamos dos veces en Sevilla, San Sebastián, Bilbao, Barcelona. Ahí hemos hecho la diferencia», desveló Ancelotti.

En esos tres meses de velocidad de crucero, ya quedaron definidos quiénes iban a ser los tres futbolistas con mayor influencia. Benzema, que ya venía de dos temporada brillantes, se ha salido del mapa hasta el punto de ser el claro favorito para el Balón de Oro. Sus números, 41 goles en 41 partidos, con 34 años, son un escándalo. Pero es mucho más que una estadística sublime. Es el líder del Madrid y eso son palabras mayores, sobre todo si tenemos en cuenta que hubo una época en la que se pedía a gritos su venta, entre otras cosas, por la sangre de horchata que corría por sus venas. La sentencia judicial del caso sextape de Valbuena, dictada en noviembre y con final feliz para Karim , y su regreso a la selección, también han sido claves en su salto a la cima. Benzema fue lo suficientemente astuto como para enfocar la energía rebelde que le provocaba estar apartado de Francia en un mayor y mejor entrenamiento, y en técnicas pioneras de descanso. Y su regreso fue una liberación: «Es un genio», resumen en el club.

La explosión de Vinicius comenzó como consecuencia de una doble decepción, la que causaron Hazard y Bale en Ancelotti, y se extendió en el tiempo gracias a su metamorfosis. Menos traslado, menos toques y más rapidez a la hora de decidir qué hacer con la pelota. Por ahí empezó Ancelotti su pedagogía con el brasileño. Quería que cambiara por completo su concepto de fútbol de ataque, y eso hizo. Le ha aplaudido y le ha regañado, como hace un padre con un hijo. Ha sido el entrenador que mejor le ha entendido. El resto lo puso él, gracias a ese talento innato y esa genética de oro que le ha dado la vida.

La brillante sociedad que han formado Vini y Karim evitó que Ancelotti tuviera la tentación de volver al origen de la temporada. Sabía que esa era la combinación que mayores probabilidades le daría de ganar la Liga, a pesar de las dudas que se generaron en febrero a causa de la eliminación en cuartos de Copa ante el Athletic, y la horrible ida de octavos de Champions en París. Ninguno de los dos partidos desvió el foco en la Liga. De hecho, la distancia se hizo aún mayor y ni siquiera el 0-4 del Barça hizo pupa. Fue un accidente.

Lo que no ha sido un accidente es la temporada de Courtois , de largo el mejor portero del momento. Es uno de los capitanes sin brazalete, reconocen en el vestuario. En la recolección otoñal de puntos, fue determinante en los triunfos ante Valladolid, Levante, Atlético y Athletic, y en los empates frente a Real Sociedad y Villarreal. Luego, ayudó a gestionar la ventaja con suficiencia, como hizo el resto del equipo. Le queda el reto de recupera el Zamora, que ya ganó en la 19-20 (y en la 12-13 y 13-14 con el Atlético), pero no le quita el sueño. Fichó por el Madrid para ser el mejor portero del mundo, y eso ya lo es. La Liga 35 también tiene su rúbrica en tamaño XXL.