Sevilla - Real Sociedad: Menos mal que llegó el parón liguero (0-0)
El Sevilla, fatigado y sin brillo, se quedó con un punto ante una Real Sociedad que disparó dos veces a la madera
Sevilla - Real Sociedad: resumen y resultado (0-0)
Lopetegui: «Tenemos que tratar de mejorar nuestra relación con el gol»
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Iniciar sesiónEl oxígeno lo puso la grada del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, con los pulmones de Gol Norte, en un encuentro que volvió a dibujar la fatiguita de un conjunto al que se le está haciendo muy larga la temporada. Los problemas llevan el ... nombre del Sevilla, y cualquier departamento universitario en clave médica que se precie a estudiar qué le puede estar pasando al equipo esta temporada con tantas y tantas lesiones debería saber que es su momento. Cuando las preguntas en forma de dudas se repiten, cuando el portero, Bono, se lesiona en el calentamiento, cuando miras al banquillo y ves la necesidad con las caras de los canteranos, cuando hacer un once competitivo no es tan sencillo en la plantilla más cara de la historia del club nervionense, cuando la impotencia se refleja en las caras de los futbolistas, es que algo no va bien, todo lo contrario. Resulta difícil encontrar una temporada parecida, llena de páginas de contrariedades y con los jugadores cabizbajos, más aún tras caer eliminado en la Liga Europa el pasado jueves en Inglaterra. Menos mal que el calendario de la FIFA, y el consiguiente parón, el último de esta campaña, le dará algo de tiempo y equilibrio a Lopetegui para que el Sevilla vuelva a ponerse en su sitio, al menos, en cuanto a números de jugadores con los que contar.
Ayer, y pese a que al entrenador sevillista le gusta hacer bastantes cambios con respecto al último duelo, hasta siete jugadores repitieron (Dmitrovic, Óliver Torres, Munir y Ocampos fueron las novedades en el once). Con este escenario, pronto se pudo apreciar que el Sevilla iba a ir contracorriente, desgastado ante un rival que tuvo la semana entera para preparar en mejores condiciones el encuentro. La presión de la Real, arriba y con un mayor físico, pronto le surtió efecto a su entrenador, Imanol, cómodo y disfrutón. El preparador del equipo vasco, acostumbrado casi siempre a desgañitarse dando órdenes a sus jugadores, pareció por momentos un espectador más, marcado por el orgullo de ver a sus futbolistas haciendo lo que él ya tenía en la cabeza. Al Sevilla, por el contrario, y con Martial como referencia ofensiva, y ayudado en la segunda línea por varios medias puntas, le costaba un mundo hacer tres pases seguidos. Mención especial, y en el plano negativo, conviene hacer de un Martial que llegó al Sevilla para marcar diferencias, y, sin embargo, las únicas señas que ha dejado son las de un futbolista sin chispa y falto absolutamente de confianza.
El fútbol también es creer, y anoche el que más creyó en la victoria fue la Real Sociedad, el equipo que más empeño le puso al ataque y el que dispondría de hasta cuatro ocasiones clarísimas para haberse adelantado en el marcador tanto en la primera como en la segunda parte. El que antes probó fue Sorloth , con un disparo que ya se colaba en la meta del Sevilla cuando apareció milagrosamente las botas de su compañero Portu, desde el suelo, para romper la ocasión. Dmitrovic no se lo podía creer: lo salvó el rival. También en la segunda parte, el equipo donostiarra llegó a tener ocasiones claras, en este caso con un remate de cabeza de Portu que se fue al palo; después probaron con igual peligro Januzaj y Silva. El miedo se apoderó de un Sevilla incapaz de salir de su campo ante la alta presión de los visitantes.
Cuando parecía que vendría lo peor, con la Real en tromba mirando la meta sevillista, el aliento siempre innegociable de la afición sevillista en forma de cánticos y palmas despertaría a los de Nervión. Con Jordán en el terreno de juego, que había entrado tras el descanso por Munir, y con Lamela y Rakitic, que hicieron lo propio con Tecatito y Óliver, respectivamente, los de Lopetegui se gustaron en la locura. El partido fue lo más parecido a un correcalles, con especial tensión en la banda derecha. Navas dejó de mirar atrás y se sumó al ataque con la ayuda también de En-Nesyri y Montiel, que habían requerido parte del protagonismo. Las ocasiones empezaron a tener un claro color sevillista. Primero, en el minuto 78, Lamela a punto estaría de marcar un golazo, pero su disparo con rosca se fue fuera con poco. Después, en el 85, sería Montiel el que pondría el pase de la muerte en el área de la Real Sociedad sin encontrar compañero para finiquitar la bonita jugada empezada por Lamela. El Sevilla parecía tener, ahora sí, los argumentos para dañar a la Real Sociedad, como en otras ocasiones en las últimas semanas con otros rivales preparados para sufrir en los últimos minutos. El Sevilla se despertó muy tarde, seguramente, por el escaso físico de unos jugadores cansados, y sin más tiempo para agradar a su gente.
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