Sevilla - Real Sociedad: Lo mejor, el portero y el parón que viene (0-0)
Mal partido de los sevillistas, que dejan volar dos puntos del Sánchez-Pizjuán ante un rival que estrelló dos balones en la madera; la segunda plaza, comprometida
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Iniciar sesiónNo se levantó como quería el Sevilla FC tras su mazazo europeo. Ante una buena Real Sociedad (0-0) que le perdonó la vida por momentos, dejó escapar dos puntos del Sánchez-Pizjuán que comprometen ahora su segunda plaza en LaLiga. ... El equipo anda más que justo de fuerzas y dubitativo mentalmente. En un partido que tenía que ganar, sí o sí, ni siquiera tiró entre los tres palos de Remiro. Pudo ser bastante peor, ya que el conjunto de Imanol se lo creyó en la segunda parte y estrelló hasta dos balones en la madera. El mejor del Sevilla fue su portero y eso lo dice todo. El suplente, porque Bono se cayó del partido en el calentamiento. Otro más. Menuda psicosis con las lesiones. El parón le vendrá de perlas a un Sevilla fundido. No volverá a competir hasta el 3 de abril, cuando visita a todo un rival directo como el Barça en el Camp Nou.
Lopetegui agitó su alineación buscando una versión más ofensiva de lo habitual. Acumuló muchos hombres arriba, con Munir, Tecatito y el reaparecido Ocampos (tras su sanción ante el West Ham) en la línea de tres cuartos. Todos ellos escoltaron al punta elegido hoy por el técnico, que no fue otro que Anthony Martial, en detrimento de En-Nesyri y sin la baza de Rafa Mir, lesionado. No funcionó casi nada. El banquillo, repleto de canteranos otra vez. Y es que la plaga de bajas que castiga al Sevilla no se va ni por asomo. Para elevar el índice de crueldad que persigue al plantel durante toda la temporada, volvió a lesionarse otro futbolista en el calentamiento del choque. Es la tercera vez que ocurre. Ya le había pasado antes a Rakitic y a Ocampos. En esta ocasión, le tocó la desgracia muscular al portero Bono. Dmitrovic tuvo que enfundarse los guantes a última hora. Y acabó destacando sobre el resto. No puede ser mala suerte. El asunto de las lesiones exige una profunda reflexión al final del curso y depurar responsabilidades.
Al duelo se incorporó otro hándicap: una tremenda tromba de agua desde el mismísimo pitido inicial de Soto Grado. Los paraguas se adueñaron del Sánchez-Pizjuán. Para pescar sobre el césped, iba a tocar remar duro. Las dudas de Londres aparecieron en la puesta en escena. Aprovechando el piso mojado fue la Real quien generó con peligro el primer disparo a puerta del partido. Januzaj la enchufó a larga distancia y Dmitrovic reaccionó bien al bote del balón para desviarlo. Habían transcurrido sólo cinco minutos del envite. La salida del Sevilla había sido mala, sin neumáticos de agua, con un conjunto donostiarra mandón. Incluso se escuchó algún que otro pito en la grada durante los primeros compases.
Superado ese tramo inicial, la contienda se equilibró y el Sevilla FC obtuvo algo de más control en la zona ancha gracias al despliegue de Delaney y Óliver. Sin embargo, el equipo de Lopetegui no cuajaba llegadas claras. El juego moría siempre lejos de la frontal blanquiazul, donde Zubimendi y los centrales visitantes levantaron un muro impenetrable.
Ocampos y Tecatito tampoco terminaban de percutir por las bandas, mientras que Martial sólo lo intentaba, lento en algunas decisiones y con el punto de mira desviado en otras. Lo peor es que cada vez que la Real armaba la contra hacía daño y metía miedo. Tanto es así que acarició el gol antes del descanso. En un desajuste defensivo de los nervionenses, el balón le cayó al gigantón Sorloth dentro del área y cuando todo su banquillo ya cantaba bajo el aguacero el 0-1, el noruego estrelló torpemente su disparo contra su compañero Portu. Se libró el Sevilla FC de un golpe clarísimo. Respiró el Sánchez-Pizjuán. Su equipo se marchó al intermedio sin tirar a puerta en 45 minutos.
Lopetegui tenía que tocar algo. Su plan no funcionaba, no daba para doblegar a un denso adversario. La permuta que eligió el vasco fue la de Joan Jordán por un desaparecido Munir. La infructuosa apuesta ofensiva del comienzo viraba en la reanudación hacia un dibujo algo más reconocible de los locales. A partir de ahí, los blanquirrojos disfrutaron de una fase del juego con otra actitud, empujando a la Real por momentos a defender en su área. Pero todo fue un amago. Esa supuesta mejoría del Sevilla resultó ser efímera.
Martial fue sustituido entre pitos y algunas muestras de ánimo. Decepcionante el partido del francés. La salida al campo de En-Nesyri, Rakitic y Lamela no mejoró al Sevilla FC. El argentino reapareció con ganas cuatro meses después de su lesión en el hombro. Pero fue la Real la que creció en el duelo y comenzó a agobiar de lo lindo. Dmitrovic tuvo que sacar una mano salvadora para evitar el gol en propia puerta de su compañero Augustinsson. El aluvión de los vascos fue de aúpa. La madera evitaría después, hasta en dos ocasiones, el gol realista y la consiguiente derrota del Sevilla FC. Portu cabeceó al palo primero y luego hizo lo propio Silva, también con la testa. Entre una acción y la otra, Dmitrovic, el mejor de los sevillistas, se luciría con otro paradón al propio David Silva. Al final, empate y gracias. El Sevilla FC necesita el parón como el comer...
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