Granada - Sevilla: El día del pescaíto en blanco (1-0)
Un Sevilla timorato y sin intensidad regaló los tres puntos al Granada; el equipo estuvo acelerado en momentos claves y falto de chispa en otros
Granada - Sevilla (1-0): resumen, resultado y gol
Koundé: «A veces entra y otras no, hoy fue un día en el que no acertamos»
Imagen del Granada-Sevilla
Fue el día del pescaito en blanco. Con un poquito de arroz, incluso. Y añadido con pequeñas lonchas de jamón york. El plato que cualquier médico te aconseja comer cuando no quieres daño en el estómago. Fue la jornada en la que el Sevilla se ... presentó en Granada con la bandera blanca de la tregua y dispuesto a brindar regalos para el necesitado. Fue el ejercicio equivocado; las cosas que pasan cuando, por una razón u otra, olvidas el mando y quién eres. El Sevilla ayer no fue el Sevilla. El Sevilla, el mismo que se había presentado en Granada con la firme convicción de dar un salto en la clasificación y aprovechar así los malos resultados de los demás, se marchó con la extraña sensación de perdedor. En la primera derrota de la temporada, Lopetegui y sus jugadores no supieron darle el empuje que necesitaba el partido en los primeros minutos. El equipo entró en una barrera de imprecisiones y con un juego previsible, demasiado, para un Granada que llegaba a la contienda con la soga al cuello. Pero ni por esas.
El primero en avisar sería el cuadro local, justo cuando se había entrado en el minuto 2. En un balón en largo, Montoro supo desmarcarse de Koundé y a punto estuvo de quedarse con el balón dentro del área. El peligro se midió por la facilidad con la que el valenciano se metió entre las líneas sevillistas. Con Suso desde la izquierda, y Lamela entrando desde la derecha, los de Nervión apenas tenían la facultad para dar dos o tres pases seguidos. Ni siquiera Fernando, acompañado ayer por Jordán en el centro del campo, encontraba la comodidad tantas veces repetida. El partido se le puso feo al Sevilla. Las caras de los jugadores expresaban malestar y tensión. Sólo era cuestión de tiempo, y, otra vez, marcado por un nuevo regalo sevillista. En un mal despeje de Diego Carlos, al centro y para un rival, Rochina se la jugaría con un disparo fuerte y colocado a su izquierda en el que nada podría hacer Bono. El meta marroquí, sin apenas visión por el gran número de jugadores que tenía delante, se quedó clavado mientras los hinchas locales celebraban el 1-0. A las 21.25 horas ya estaba el Granada gobernando en su estadio.
Lo que se vio en la primera parte fue más de lo mismo, al menos, en clave sevillista: imprecisión y con apenas dos ocasiones para empatar. La más clara llegaría con una jugada de estrategia tras tocar Koundé el balón de cabeza dentro del área. Diego Carlos, desafortunado, no supo entender la acción y remataría fuera.
El partido estaba siendo tan malo para el Sevilla que Lopetegui actuaría rápido para buscar resultados. Tras el descanso, hasta tres jugadores entrarían para intentar arreglar el entuerto, caso de Navas, Munir y Papu. Pero ni por esas. El equipo fue de menos a más y terminó metiendo al Granada en su campo sin acierto ante Maximiano. En Granada se escuchaba el «sí se puede» y Lopetegui respondía con más movimientos. En el minuto 63 ya había hecho el cuarto cambio, en este caso con la incorporación de Óscar Rodríguez al terreno de juego por Lamela, el que más lo estaba intentando arriba hasta entonces. De pronto, muchos iguales comenzaron a verse en el ataque del Sevilla. El pase horizontal se hizo perpetuo, sin nadie que rompiera a modo de aguijón. Lopetegui debió entenderlo también así dado su última acción en forma de cambio: Ocampos por Rakitic en el 70. En 20 minutos le tocaba al Sevilla dibujar acciones mucho más rápidas, con chispa, y máxima precisión. Munir, poco participativo, tendría la ocasión más clara del Sevilla con un disparo que atajó el meta local. El delantero aprovechó un buen centro de Navas con la izquierda y se topó con Maximiano. Luego le tocaría a Koundé, de cabeza; y al Papu, con un disparo desde fuera del área. El Granada terminó encontrándose cómodo en el desequilibrio y tiró de la maquinaria perfecta para quedarse con los tres puntos, sacando de sus casillas a algunos de los jugadores de Lopetegui. Primero sería Diego Carlos, expulsado al ver su segunda amarilla, y después Ocampos, enfadado con el mundo cuando apenas quedaban tres minutos, los que regalaron más pescaito en blanco. Así, casi siempre será imposible.
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