Celta - Sevilla: Las matemáticas no engañan (0-1)

Hay canciones que relajan, clases que duermen, y partidos, cuando el que juega no es uno de los tuyos, que te apalancan. Y si es un domingo, día para el reposo, peor aún. El Celta-Sevilla de ayer fue un poco de eso para los que buscaron diversión y pasar un buen rato. Pero eso es otra cosa... El fútbol, el de los tuyos, es pasión ante todo. Y el sevillismo, tan festivo en los últimos años con tantos títulos, disfrutó ayer con lo más importante: otra victoria. El cómo es otra cosa y algunas líneas caerán para tratar de definir cómo se fue de Vigo con los tres puntos, pero también es necesario puntualizar algunos datos numéricos que no engañan a nadie: tan sólo en una temporada en el exitoso siglo XXI, en la 2014-15, el Sevilla llevaba más puntos a estas alturas, con sólo dos más: 19 por 17.

El equipo ayer, con muchos problemas, algunos en forma de ausencia, sobre todo en la defensa, con sólo Navas de los habituales titulares, supo crecer ante la presión del Celta. Lopetegui supo sacudir los contratiempos (Diego Carlos estaba sancionado; Koundé, con molestias, y Acuña, con cansancio tras llegar de Argentina) e inventó un sistema defensivo con la ayuda de Gudelj y Fernando, ambos dando pasitos adelante y atrás para formar una barrera de tres junto a Rekik. Mención especial se merece el central holandés, muy metido en el encuentro, y dominando esas claves propias de los jugadores con muchísima experiencia. Rekik lo hizo casi todo bien. Incluso, y en una jugada en la que ya la afición local cantaba el gol, supo tirarse con todo para parar con la espalda un remate duro y seco que ya se colaba. La imagen posterior de los atacantes del Celta, angustiados y desesperados, fue la sinopsis de un encuentro trabajo y eficiente de un equipo. Equipo. Sí, el Sevilla Fútbol Club. Porque aunque el duelo en Balaídos no se vaya a quedar en la retina de ningún hincha nervionense, los movimientos dados en muchas fases del partidos por los jugadores de rojo, siempre solidarios en el esfuerzo, deben ser motivo de orgullo. Hay veces, como en Vigo, donde hay que sacar la pala y comenzar a barrer. Ya se limpiará otro día el suelo.

Desde que el Sevilla marcó su gol, a la postre el único del partido, obra de un Rafa Mir atento para recoger un balón suelto dentro del área después de una buena jugada de Suso, en el partido se hizo lo que el Sevilla quiso. Para ello, Lopetegui hizo un cambio que fue fundamental, el de Delaney por Rakitic. El jugador danés nubló a los locales. Así de claro. Mientras que en la primera parte, el Celta se deshacía del Sevilla en el centro del campo con bastante facilidad, en la segunda, y con Delaney en el terreno de juego, los de Coudet entraron en una crisis absoluta en la construcción. Las líneas quedaron separadas y eran los centrales los que tuvieron que empezar a practicar un juego vertical con balones en largo.

El Celta tiró de corazón. Y el Sevilla le puso la cabeza. El remate al palo de Santi Mina con el 0-0, y el cabezazo de Nolito a centro de Javi Galán que se fue fuera por muy poco con el 0-1, fueron los argumentos ofensivos de un Celta que terminó por tirar la toalla con el buen hacer en la contención sevillista. Necesitaban los jugadores de Lopetegui desquitarse de la dura derrota ante el Granada y lo hicieron con el sufrimiento lógico de una liga cada vez más igualada y competida. Los detalles mandan, y la chispa se espera. Pero lo que no se negocia es el esfuerzo y la tenacidad, marca endémica del Sevilla Fútbol Club. Tres puntos más. Ya son 17 de 24.