Imposible nada es

El entrenador del Sevilla debe estar bastante acostumbrado a que le saquen parecido con Luke Skywalker, el célebre héroe de Star Wars. Anoche, con su frondosa barba y su habitual camiseta de cuello vuelto, se le había puesto cara de enterrador. Pero sin duda se tiene un aire a Mark Hamill, el actor que encarna a Luke, especialmente en las últimas películas de la saga, en las que aparece, ya talludo, con la barba cana.

El Imperio Contraataca es la mejor película de la saga. También la más oscura. En ella, el joven Luke se pasa la mitad del tiempo aprendiendo del maestro Yoda en el planeta Dagobah las claves para ser un buen Jedi. Entretanto, Luke Skywalker lucha contra las fuerzas telúricas de su interior: su padre, Darth Vader, intenta atraerlo hacia el Lado Oscuro.

Ayer, Quique Sánchez Flores volvía a un campo que le es muy familiar. Hasta tres veces ha entrenado al Getafe, logrando en una de las temporadas sacar al equipo madrileño del descenso. Pero en esta ocasión, como entrenador sevillista, el Getafe representaba el Lado Oscuro. Después de la mala fortuna de su arranque en Nervión, ayer el poder de la fuerza le regaló una victoria que el equipo necesitaba como el comer. «Si creer no puedes, es por eso que fallas», le dijo Yoda al aspirante a Jedi. En El imperio contraataca hay una célebre escena: tras intentarlo una y otra vez, finalmente, Luke consigue con el poder mental desenterrar su nave de la ciénaga en la que se había hundido al llegar al planeta Dagobah. Tras intentarlo una y otra vez, Quique Sánchez Flores consiguió por fin ayer reencontrarse con la victoria. Y lo hizo contra todo pronóstico, con el inconveniente añadido de tener que jugar con el portero del filial por lesión de última hora de Dmitrovic. El Sevilla no jugó bien, hubo momentos en que no jugó a nada; el Getafe tuvo la pelota, tuvo el empuje, tuvo la fortaleza, pero el partido se lo llevó el equipo más débil, el más descosido, pero el que supo aprovechar las tres ocasiones contadas en que llegó al área contraria para imponerse en el marcador. Teniendo, además, la fortuna de su parte, y espantando los fantasmas del mal fario (los tres goles del Sevilla fueron propiciados por fallos de la defensa del Getafe; el tercer gol se lo comió David Soria). Igual todo esto iba, al final, de aprender de los fracasos. Ya lo dijo Yoda: El mejor profesor, el fracaso es.

Llegar a cuartos de final de la Copa del Rey era una conjetura que pocos sevillistas imaginábamos. Menos aún, desarrollando un juego carente de todo brillo, en el que solo se salvaron las ganas sempiternas de Ocampos y el bendito acierto de Isaac (qué alegría: por fin un nueve). Antes del partido, muchos sevillistas debatían si era más conveniente tirar la Copa del Rey para centrarnos en el objetivo de la permanencia en Primera. Pero esto es lo que hay, y es indiscutible: el Sevilla se ha colado en el bombo de cuartos.

¿Qué pasará ahora? Escuchemos a Yoda: «Imposible nada es. Difícil, muchas cosas son».