Derrota por incomparecencia (0-1)

Dos derrotas consecutivas y un mal presagio para Quique, el cual tenía por delante cinco magníficas oportunidades para convencer. Más le valdría al madrileño cambiar el rumbo en los dos encuentros que restan. Duelos que, por cierto, no son nada fáciles, ya que el Sevilla visita este fin de semana al Athletic y pone el colofón a la liga ante el Barcelona, en casa. Además, la derrota ante el Cádiz dejó otra imagen desgarradora: unas enigmáticas lágrimas de Jesús Navas. Se augura una despedida, y no parece que vaya a ser muy tarde. Respecto a lo deportivo, la primera acción peligrosa del partido fue sevillista, un cabezazo de Lukebakio que entró con ganas de hacer cosas ante Ledesma. No obstante, la reacción de Chris Ramos fue inmediata y, aprovechando un hueco, tiró desde fuera del área un balón que interceptó Nyland sin demasiados problemas. Los cadistas fueron enchufándose bien al partido, con recuperaciones rápidas, pero el Sevilla controlaba cada acción, evitando que el rival pudiera culminar y a la espera de una contra que le diera la oportunidad de meter mano, pero sin demasiados aspavientos. Rondando el primer cuarto de hora, llegó la más clara para los locales. Una jugada dirigida por Lukebakio, que cabalgó por el césped hasta colocarse ante Ledesma, el cual sacó una mano salvadora. Fue el mejor momento del Sevilla durante la primera mitad, el equipo jugaba de banda a banda, buscando poder sacar un centro potable. El Cádiz empezó a abrirse, pero ni Lukebakio ni En-Nesyri lograron aprovechar los espacios concedidos. El belga lo volvió a intentar colgando un balón por encima de la portería. Pero, tras cumplirse la primera media hora, el Sevilla decidió desconectarse.

El Cádiz llegaba cada vez con más facilidad ante Nyland y el runrún de la grada despertó. La potencia con la que los gaditanos buscaban tumbar al noruego se plasmó en la cara de Sergio Ramos, que terminó noqueado tras un despeje y los servicios médicos tuvieron que atenderlo. Tras esto, otros dos saques de esquina más del Cádiz, que les inyectó la esperanza de marcar antes del descanso. Casi lo consigue Rubén Navarro, que chocó el cuero en el travesaño. La más clara del partido hasta el momento. Poco después, Chris Ramos hizo lo más difícil. Se llevó la pelota ante Badé, se marchó de Sergio Ramos y superó a Nyland... pero el disparo a puerta vacía se marchó rozando el palo. El descanso llegó con el Sánchez-Pizjuán murmurando.

La segunda parte arrancó con el primer cambio de Quique, Suso por Lukebakio. El belga se marchó al vestuario con molestias en el tobillo. El encuentro se reanudó en el mismo punto en el que se había quedado: con Nyland interviniendo. Un tiro lejano de Roger, que interceptó el meta en dos tiempos. Sin embargo, el Sevilla intentó reaccionar y aprovechó los metros que el rival le estaba concediendo para instalarse en su campo. Probó Suso colar algún balón de provecho, pero todas las acciones estuvieron bien cubiertas. Minutos que fueron un mero espejismo, ya que los de Pellegrino volvieron a la carga. Nyland tuvo que, literalmente, volar para interponer su mano ante un tiro de Alcaraz. El noruego casi no pudo sobreponerse, cuando Escalante también lo intentó de cabeza, pero estaba sin ángulo y el balón se marchó fuera.

No obstante, la jugada que marcaría el duelo fue un gol en propia puerta de Badé. El francés intentó despejar un tiro de Chris Ramos, pero el cuero entró en la portería. Ortiz Arias anuló el gol, previa revisión del VAR. Esta acción sólo hizo enfurecer más al Cádiz y el partido se rompió. Constantes idas y venidas de ambos clubes que, ante la premura, iban a pecho descubierto. Mucha garra, pero poca precisión. La mejor del Sevilla fue una jugada de Suso que aprovecha Navas para centrar y En-Nesyri remató de cabeza, pero se marchó desviado. Fue la última del palaciego, que fue sustituido por Juanlu y se marchó entre lágrimas. Precisamente, Juanlu fue el siguiente protagonista tras aprovechar una contra, cabalgar por todo el terreno de juego y plantarseante Ledesma, aunque se quedó sin fuerza en el tiro. Pero el fútbol, a veces, es justo y le devolvió al Cádiz todo lo que había invertido. En el 96, llegó el premio de los pies de Sergi Guardiola, que batió bajo palos a Nyland tras recibir un pase de Juanmi y adentrarse en el área. Primer gol del jugador en este curso y primera victoria del Cádiz en el Sánchez-Pizjuán en toda la historia. Está todo dicho.