Almeyda pone en valor al Sevilla FC
El técnico argentino entierra el derrotismo en cinco jornadas, imprime un sello de juego y consigue que sumen media docena de fichajes
Alavés - Sevilla: Este Sevilla tiene alma (1-2)
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Iniciar sesiónNi la losa del peor límite salarial de Primera, ni la obligación de vender a tus mejores futbolistas para fichar a coste cero, ni esa inquietante tiesura de las arcas que compromete el futuro, ni siquiera la dolorosa fractura institucional y social que, irremediablemente, afecta ... a lo deportivo… nada perturba el plan de un Matías Almeyda que parece haber nacido y crecido en la misma carretera de Utrera y cuya metodología está calando entre una afición ávida de levantarse y en un vestuario que después de mucho tiempo emana 'hambre' por ganar, por reivindicarse. Él vivió hace casi treinta años, como jugador, la experiencia de una nefasta temporada en el Sánchez-Pizjuán que desencadenó en descenso. Lo guardó como aprendizaje y con la rebeldía de volver en algún momento para triunfar donde no pudo ser feliz. Almeyda, en su dilatada carrera profesional, se ha enfrentado a todos los escenarios posibles, desde la gloria deportiva a la depresión, pasando por un concienzudo ejercicio personal para detectar lo que verdaderamente es importante. Queda un mundo por delante, pero da la impresión de que el Sevilla anda de enhorabuena, porque ha elegido a un profesional curtido y con un compromiso enorme justo en el momento más delicado de la entidad, cuando más lo necesitaba. Y con capacidad, que es lo más difícil de encontrar en un reino de engañabobos. Bingo.
Matías Almeyda se ha erigido en portavoz y arquitecto de la reconstrucción del Sevilla. Ni los más optimistas le daban a este equipo los 7 puntos que ya engrosa en su casillero. En pleno mes de septiembre, le ha dado la vuelta a la tortilla. No era necesario flagelarse y dar por hecho que club y equipo estaban condenados a sufrir en la ardua travesía de otro campeonato de penurias. Los futbolistas levantan la cabeza. Y la hinchada. Se puede mirar hacia arriba y no obcecarse con los fangos de la clasificación. Un verano loco y apenas cinco envites oficiales le han bastado al 'Pelado' para hacerse querer y poner al Sevilla FC en valor, que falta le hacía. Al entrenador, para ser justos, lo ha traído el nuevo director deportivo, Antonio Cordón, y a éste, el señalado con motivos consejo de administración. Nada es imposible en el mundo de la pelota.
Por partes, lo primero que ha hecho el argentino (más cerca de Simeone que de Sampaoli) es otorgarle un sello al equipo, una marcada identidad de juego desde la presión, la solidaridad defensiva, el ataque vertical y las atosigantes marcas al hombre. No varía la premisa más allá de que el Sevilla plante sobre el verde un dibujo de cuatro defensas o tres centrales, como repitió ayer en Mendizorroza después del compromiso casero ante el Elche. Da igual. La flexibilidad del sistema en ese sentido forma parte de unos mecanismos que afilan lo mejor de cada elemento del plantel. Ahí están los rendimientos de Rubén Vargas, Agoumé o Isaac Romero. Pero es que Almeyda está siendo capaz de desempolvar y aprovechar en este Sevilla a futbolistas que andaban más fuera que dentro, descartados, caso de Nianzou, Marcao y hasta Januzaj. Carmona, otro que rayó a un excelente nivel en la valiosa victoria de Mendizorroza. Y los fichajes… todos valen, todos suman. Queda por debutar sólo el defensa Fabio Cardoso. Porque ya hay pruebas de que Alfon, Suazo, Batista Mendy, Azpilicueta, Alexis y Vlachodimos han aterrizado para mejorar al equipo. El portero greco-alemán tuvo su puesta de largo ayer contra el Alavés para llevar la serenidad a la última demarcación del equipo que la demandaba, la portería. Los demás han contribuido en este arranque liguero proporcionando solidez defensiva, generación y equilibrio en el medio, asistencias y goles. ¿Qué más se le puede pedir al profesor Almeyda?
Que hable bien… y también lo hace. Se ha ganado la confianza incondicional de su vestuario, del sevillismo y de cada miembro del club. Pero no porque sea un buen orador, que lo es, sino porque sus palabras se reflejan en una progresión del grupo y en los resultados. El Sevilla personifica la filosofía del entrenador en cada jugada, demostrando que su influencia va más allá de lo meramente táctico. Almeyda dijo al llegar que quería enterrar el pensamiento derrotista, esa mala aura que menoscababa al equipo en las últimas campañas. El resultado es apoteósico. De momento. Porque de golpe y porrazo, nadie en el Sevilla se siente inferior a ningún rival, desde el trabajo, el compromiso extremo, la jerarquía, la entrega y el sacrificio.
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