DESDE MIS ANTÍPODAS
Cainitas, pero menos
Alemania y Brasil están ya en sus casas y España, después de darle hasta en el cielo del paladar, ha conseguido un hito en su historia: mejorar su recorrido histórico. Al loro, que no estamos tan mal, que diría aquel
A cuartos. Tras la incontestable victoria ante Suiza, con cinco goles y veinticinco ocasiones generadas, ya no somos lo peor. Toca ver la manera de transformar el ejercicio de cainismo que tan bien se orquestó tras el partido de Japón en algo circunstancial. ... Alemania y Brasil están ya en sus casas y España, después de darle hasta en el cielo del paladar, ha conseguido un hito en su historia: mejorar su recorrido histórico. Al loro, que no estamos tan mal, que diría aquel.
Hace unos días, la legendaria integrante de la selección canarinha, Marta, pidió en su despedida algo que a todos nos conmovió: «apoyen al fútbol femenino, en Brasil y en el mundo». Su ruego aguijoneó más de una conciencia. Sí, se necesita mucho más de lo que se está dando y cuando en un país como el nuestro, el crecimiento exponencial es tan notable, con estadios que se van llenando temporada a temporada y espacios en los medios que se van ocupando, igual deberíamos darle una vuelta a lo de la crítica útil y la exigencia medida. Seguramente, España no es tan buena como para pensar en ella como ganadora del Mundial. O sí, qué sé yo. Pero tampoco el desecho que dibujamos a la mínima ocasión, cuando tropieza.
Que Vilda es un personaje que no ayuda al consenso no vamos a discutirlo a estas alturas. Que hasta cuando dice «vamos España» tiene menos capacidad de convicción que el enemigo, también. Pero, aún con todos los problemas que ha arrastrado su continuidad al frente de este proyecto, lo cierto es que España está en unos cuartos de final de un campeonato mundial, por primera vez en su historia y que lo ha logrado con Vilda y su apuesta. No sé qué habría sucedido con otras futbolistas. No soy adivina, ni gurú. Sé lo que está pasando con éstas y, mientras no se demuestre lo contrario, debería valernos, aunque sea algo excepcional. Hoy, decide cambiar a Misa, su portera de cabecera y prescinde en el 11 de arranque de Alexia Putellas. Olía a akelarre. Y su apuesta le funciona. Toma decisiones. A veces se equivoca. Hay que reconocer que, en lo capital, no suele hacerlo. Contra viento y marea, sobrevive. Y quien resiste, vence. Pongámoslo en valor. Nos jugamos prestigio, ingresos y hasta puede que un Balón de Oro para una de las mejores jugadoras del mundo, hoy: Aitana Bonmatí. Sí, una de las mejores. Y juega con España. A ver si somos capaces.