Cortita y al pie

El meteoro galés

Siempre tuvo algo solitario. También le faltó traducción. Era un protagonista huidizo, desplazado del primer plano

Bale, ¿por qué nos abandonante?

Aun recordamos la impresión de aquel Inter-Tottenham. Eliminatoria de Champions, 2010. Bale había desquiciado a los italianos en la ida con cien subidas y dos asistencias. En San Siro fue aun peor: marcó tres goles y retiró a Maicon. El Inter venía de ser ... campeón de Europa con Mourinho, y con Bale jugaba un tal Modric.

Mourinho se fue a sentar las bases psicológicas e ideológicas de un nuevo Madrid que unos años después completaría Bale. Porque Bale perfeccionó el más grande contragolpe que se recuerda y dio un salto de posibilidades al Madrid. El bloque estaba y estaba Cristiano, pero lo imposible lo hizo posible él, jugador de finales, de momentos, pero qué momentos...

Empezó destrozando a Bartra en la final en Valencia y así ganó personalmente la última Copa del Rey del Madrid; en la décima logró el decisivo 2-1 tras haber marcado en los cruces contra Schalke, Borussia y haber conducido los contragolpes de Múnich; para la decimoprimera fue fundamental su solitario gol en semifinales contra el City, que abría el paso a la final de Milán. Pero lo mejor llegó ya cuestionado, en la decimotercera, su chilena apoteósica contra el Liverpool. Ese año ganó también el Mundialito con un 'hat trick' en semifinales y el MVP en la final.

De 2010 a 2018. Cimas de fútbol en los años de Messi y Cristiano. No llegó a una década el gran fulgor de Bale, que se fue apagando. Le faltó continuidad. Cuando se marchó Cristiano, tampoco tuvo la capacidad de adaptación de Benzema, ni su habilidad para insertarse en la trama del juego. Siempre tuvo algo solitario, meteórico, con la soledad de los cuerpos celestes. También le faltó traducción. Era un protagonista huidizo, desplazado del primer plano.

Se dirá que nunca fue un líder, pero sí para Gales, a la que llevó a la Eurocopa y al Mundial; se convirtió en el máximo goleador de su selección, el mejor jugador de su historia, más importante que Charles, que Rush, que Giggs…

Nunca se explicó, ni se justificó, e igual de incomprensible se va a los 33, sin jeques ni Abu Dabis. Su carácter, que no terminamos de conocer, no le ayudó en su carrera, pero lo hará en la posteridad. Bale será siempre un jugador del que no pudimos hartarnos, del que seguimos esperando más. Un tema de discusión, un misterio. Una leyenda viva. Con todo lo que logró, aquella noche de Maicon nos sigue haciendo soñar.

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