La eterna caída en desgracia de Jesé

Jesé llegó al equipo el pasado junio como agente libre tras finalizar su vinculación con Las Palmas. Desde entonces, el rendimiento del atacante estaba siendo bueno, con cinco goles y dos asistencias en los 16 partidos en los que participó. Sin embargo, no contaba con la confianza total de su técnico, Omer Erdogan, que solo le otorgó la titularidad en seis encuentros y nunca le permitió disputar un duelo en su totalidad. Apartado de la rutina del equipo en las últimas semanas por una lesión, el club ha decidido finalmente cortar al jugador, que podría volver a la liga española para la segunda parte de la campaña.

Un último capítulo oscuro para un jugador que pasó en unos pocos años de ser la gran esperanza de la cantera del Real Madrid a un ente perdido y soterrado por los problemas extradeportivos (sus parejas y el reggaeton le han dado más titulares que el fútbol en los últimos tiempos).

En la temporada 13/14, Jesé, de la mano de Ancelotti, se convirtió en un brillante jugador pese a que peleaba por minutos con astros de la talla de Benzema, Cristiano Ronaldo o Bale. Vivió un inicio de año dulce y llegó a anotar en tres partidos de liga consecutivos (Athletic, Villarreal y Getafe) en febrero de 2014. Pero en la vuelta de los octavos de Champions frente al Schalke alemán, el isleño sufrió una rotura de ligamentos en su rodilla que cercenó su progresión.

Jesé no volvería a jugar hasta enero de 2015 y, a su vuelta, el aura de estrella que desprendía antes de la lesión parecía haberse esfumado. En la siguiente campaña solo consiguió anotar seis goles en 38 partidos y en verano, el Madrid lo vendió por 25 millones de euros al PSG de Unai Emery. Es aquí cuando comienza la espiral de inestabilidad del futbolista, que nunca volvería a asentarse en ningún proyecto. Del PSG sale cedido al Stoke City inglés, al Betis y al Sporting de Portugal. Tras las pocas fructíferas incursiones, el equipo de la capital francesa decide rescindirle su contrato en 2020 y Jesé se queda sin equipo.

Fue entonces cuando apareció el equipo de su ciudad, Las Palmas, para hacerle un hueco. En el equipo canario, pese a que jugaba en Segunda división, tampoco consigue reconducir su carrera, con solo dos goles en 16 partidos. El año pasado sí mostró unos registros superiores (11 tantos en 39 encuentros) e incluso llegó a portar el brazalete de capitán en varias ocasiones. Pero algo no debía de funcionar porque los canarios deciden no renovarle en verano, situación que le lleva a una aventura turca que ya ha expirado.