El Athletic estará en semifinales de Copa y el Barça pierde por lo de siempre

Vertiginoso el Athletic, intenso, vertical, aunque sin crear demasiado peligro salvo el gol y la ocasión siguiente. Poco a poco el Barça empezó a funcionar: bien en las ayudas defensivas, bien en los retornos; más lento en ataque, sin tener apenas segundas jugadas, ni profundidad, ni desequilibrio. Eran un buen resumen de lo visto hasta el minuto 20 estos dos datos cruzados: el Barça tenía más el balón pero el partido se jugaba un 60% en su campo. Demasiado nervioso Xavi: vio la amarilla por protestar y su hermano no estaba en el banquillo, sancionado por la expulsión en Barbastro. Se rompió Balde, se lo hizo solo. Caras de desconsuelo del jugador, cariñosa ovación de San Mamés para animarle. Héctor Fort fue su sustituto. Cancelo aún no está para asumir tantos minutos de competición.

En el minuto 25 el Barcelona todavía no había chutado y de hecho continuó sin hacerlo, pero de un rebote afortunado Lewandowski empató el partido. Marcó la diferencia que el pase que originó la acción -buen trabajo colectivo- fuera de Christensen y no de Araujo, que continuaba perdiendo balones con sus absurdas asistencias sin criterio ni filtro. En los siguientes minutos el juego pareció entrar en su fase más especulativa, aburrida, sin ocasiones claras, sin fluidez en ninguno de los dos ataques, pero Lamine Yamal despertó a todos con un ataque fulminante, jugada que se inventó él solo desde la zona media, y como el mejor Messi coronó con un disparo desde la frontal para adelantar a su equipo. El joven daba continuidad a su brillante actuación en el Villamarín.

El Barça pasó a jugar rápido, a pensar bien, a agruparse, a combinar. Héctor Fort conectado, sólido en sus labores, asistencias de gran calidad, aprovechaba el canterano su oportunidad. Valverde ponía la misma cara de cuando entrenaba al Barça y perdíamos todo lo importante. Su equipo se alejaba hacia el fondo de la noche aunque de vez en cuando regresaba con algún latigazo que bien pudo suponer el empate. Araujo no paraba de regalar balones al contrario con sus asistencias lamentables que el Athletic aprovechaba para encerrar al rival.

Primera parte de equipo grande, tranquilo, inteligente. El oficio de Lewandowski y el talento de Lamine Yamal. Los dos únicos reproches -graves, eso sí-, el gol mañanero y una cierta falta de gobierno al filo del descanso.

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Arriesgó Valverde cambiando al medio centro, Vesga, por un medio punta, Unai Gómez, y su equipo pasó a atacar casi en triángulo y enseguida empató el partido, aprovechando que el Barça, como al final del primer tiempo, había renunciado al balón. Muy cómodo, demasiado, centró Nico Williams, y Sancet remató de cabeza libre de marca. Notables minutos locales, Araujo, completamente desubicado. Cuando el Barça persigue el balón es más débil que cuando lo tiene y los de Xavi, afectados por el gol, se empezaron a deshacer como en las noches más aciagas. Perdían los duelos y las segundas jugadas. Iñaki Williams entró por Adu Ares.

El partido se continuaba jugando mayoritariamente en el campo del Barcelona, que tras su leve mejoría volvió al sufrimiento. A punto estuvo Nico Williams de romper la noche con un golazo pero su disparo se fue por muy poco. El Athletic crecía. Lewandowski perdía los duelos que en la primera mitad ganaba y Xavi le sustituyó por Joao Félix.

Lamine Yamal se inventó una jugada mágica pero cuando lo tuvo todo a favor falló un gol cantado. Lo que sí se hizo realidad fue la prórroga y el Barça volvió a las andadas de los inicios de las partes y a punto estuvo el Athletic de marcar en el primer ataque. Héctor Fort acabó fundido pero dio un recital en todo: control, visión, asistencias, movimientos, lo bien que pone el cuerpo. Cubarsí le seguía los pasos. Sergi Roberto, que había entrado por Pedri, devolvió al Barça a sus errores más imperdonables y perdió el balón que aprovechó el mayor de los Williams para deshacer el empate. Nico marcó el cuarto y definitivo.

Por mucha esperanza que Xavi quiera que tengamos en su equipo los hechos la acaban siempre desmintiendo. El Barça no se arrastró en San Mamés pero no mantuvo la grandeza que en algunos momentos de la primera parte había mostrado, y al final el Athletic ganó la eliminatoria en la misma medida en que los de Xavi la tiraron.