Triunfo inútil del Valladolid

El entrenador local, Paco Herrera , había asegurado durante la semana que sus jugadores debían pensar solo en este partido, y su equipo salió bravo, acometedor y "enchufado, aunque era difícil abstraerse de lo de Valencia ya que el Valladolid, que había fallado esta temporada en momentos decisivos, no dependía hoy de si mismo.

Las ausencia por sanción de Joan Jordán hizo que Herrera tuviera que realizar un cambio en el once inicial y el técnico extremeño apostó por "la seda" antes que por el músculo, pues la pareja de Leao en el centro del campo finalmente fue Sergio Marcos.

Por su parte, el Cádiz aspiraba a la tercera plaza para tener ventaja de campo en la promoción y su técnico, Álvaro Cervera , que no podía contar con García, sancionado, ni con Silvestre, convocado por Azerbaiyán, recurrió a varios suplentes. Su equipo apenas quiso el balón durante la primera parte y, ni mucho menos, abogó por la brillantez.

Tampoco el Real Valladolid estaba para tocar mucho el esférico ni para labores de orfebrería. Los vallisoletanos jugaron durante los primeros minutos con un sello fulgurante, gobernando el medio campo e intentando llegar rápido a la portería rival. Esa verticalidad se convirtió a veces en precipitación y las ocasiones no fueron del todo claras hasta que Jose Arnáiz se plantó en la frontal del área y con un disparo rotundo hizo emplearse a Jesús (min. 26).

Con el Real Valladolid atascado y nervioso, el Cádiz comenzó a desperezarse y el partido se igualó, algo que no le convenía a los locales porque el Levante no conseguía doblegar al Huesca y el empate no valía.

Otra vez Jose rondó el gol en los primeros minutos de la reanudación pero el Valladolid no acababa de carburar y el tiempo pasaba sin que los de blanquivioleta sellaran su pasaporte a la promoción pese a que André Leao estuvo a punto de marcar en un disparo muy lejano.

En el minuto 58, un penalti claro sobre Raúl de Tomás lo lanzó el mismo jugador y Jesús lo paró justo en el momento en que llegaban noticias del gol de Levante que metía al Real Valladolid en la lucha por el ascenso.

Herrera recurrió a Juan Villar para "desatascar" a su equipo , que seguía nervioso y escasamente clarividente. El empate del Huesca en Valencia fue un jarro de agua helada en una tarde tórrida y abrasadora en Pucela.

Por unos minutos, el Valladolid había lucido indumentaria de playoff pero el segundo del Huesca fue como un golpe en plena mandíbula para el equipo de Paco Herrera y para la grada, ya que ni siquiera un gol valía. En ese momento la victoria ya era estéril.

Fue entonces cuando se hizo el silencio en Zorrilla que vio como su equipo, que lo ha tenido en la mano, no ha sabido llegar a las puertas del ascenso en una temporada de fatalidades, mucha irregularidad y poco fútbol.

El gol de Juan Villar, a tres minutos del final, no sirvió para nada , solo para ganar un partido ya para entonces intrascendente.