Geri

A Piqué le podría cuestionar su club si entendiera que su rendimiento ha bajado o bajó por tener la cabeza en otros menesteres. Y en el terreno siempre opinable de la conversación de sobremesa yo me sentiría incómodo si se supiera que lo que en realidad pienso es lo contrario de lo que escribo en mis artículos, o si de un modo más general mi modo de ganarme la vida estuviera en flagrante contradicción con mi discurso. Me parecería dulce y digno que Geri tuviera la hombría de admitir en público lo buen negocio que para él ha sido España, que efectivamente Don Juan Carlos defiende con acierto y eficacia los intereses de nuestras empresas y empresarios en el mundo entero, y que no sólo al presidente del Real Madrid le gusta llegar al final del día con la sensación de que le ha sacado todo el provecho que podía.

La Supercopa -también aquella Copa de la Liga- se la inventó José Luis Núñez para generar ingresos al margen de los abonos. Es la misma necesidad, y la misma idea, aunque no tan ambiciosa, con que Santiago Bernabéu y Raimundo Saporta impulsaron la Copa de Europa y Florentino Pérez trata de abrirse paso con la Superliga. Como muy bien ha entendido Piqué, nada es importante sin su negocio, y pretender que el fútbol de alto nivel puede existir sin dinero es lo mismo que hacer creer que en verdad quieres la independencia de Cataluña cuando España es tu principal y tan boyante fuente de ingresos. Benvingut a casa, Geri.