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El vendaval blanco se lleva por delante al Rayo

Al Madrid le costó arrancar, pero cuando lo hizo fue imparable

El vendaval blanco se lleva por delante al Rayo EFE

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Fantasmas con cadenas pasearon por el Bernabéu en media hora de hielo. Fantasmas que recordaban un pasado no muy lejano en el que un rayo cayó sobre el Madrid fulminando entrenadores, esperanzas y hasta proyectos. En esa media hora se vieron figuras sospechosas al ver cómo el Rayo bailaba al equipo de Mourinho, en todas las líneas y en todos los conceptos. [Narración y estadísticas]

O bien Mou no había visto al Rayo o infravaloró al equipo de Sandoval. Hizo Mou una revolución en el once inicial con Higuaín y Kaká en el campo, pero a cambio de dejar a Benzema y Ozil en el banquillo. D ebió pensar que el Rayo se encerraría pero cualquiera que haya visto al conjunto de Vallecas sabe que no se cierra y que juega a lo que tiene que jugar, a ser él y solo él. Así que el dominio de la zona ancha sorprendió a los blancos, que ni vieron el balón. Lass destrozó la banda izquierda del Madrid y el gol tempranero de Michu desquició a todo el equipo de Mou, que no encontraba el sitio en el campo. [Fotogalería: las mejores imágenes del partido]

Sería fácil cargar contra Mou diciendo que se equivocó en el equipo inicial. Pero si es verdad que erró, también hay que decir que tuvo cintura de goma. En el minuto 28 metió a Ozil en el campo porque se dio cuenta que con las líneas adelantadas del Rayo el encuentro era un chollo para el alemán, que si ve el doble contra equipos cerrados, ante un equipo al ataque ve desiertos antes él.

El conjunto de Sandoval se asustó, perdió la fe y los errores individuales le condenaron en una primera parte en la que había dejado una excelente sensación. Un error en un fuera de banda y otro más al tirar el fuera de juego le costó los dos goles. Pero el Madrid ya había hecho méritos para ello con una reacción encomiable, con Ozil y Kaká manejando el partido y creando huecos por todos lados.

El choque había cambiado de signo y se cerró totalmente a los cinco minutos de la segunda parte. El Rayo, meritorio lo suyo, había salido con el mismo talante osado y atrevido del principio del encuentro, pero el Madrid ya estaba lanzado y con unas contras tremendas. Marcó de penalti tras el contragolpe más rápido y letal de los últimos años y se confirmó una idea que sería bueno que Mourinho se la anotase: el Madrid juega mejor cuando Xabi Alonso está de pivote único.

El Rayo, vaya mérito Sandoval, no se rindió y acortó distancias con la llegada en la segunda línea de Michu. Abrió el partido de nuevo cuando estaba muerto y lo abrió más cuando Di María fue expulsado por la segunda tarjeta (muy justa).

Se puso el partido muy feo para el Madrid, en inferioridad numérica de nuevo y con el Rayo muy metido en el encuentro. Pero, a pesar de eso, algo había cambiado en el equipo de Mou: lo veía posible porque tenía pegada y también espacios para salir al contragolpe. Se veía más peligro en cualquier llegada del Madrid y así logró el cuarto, que fue un churro de Varane pero gol al fin y al cabo , mientras el Rayo remaba y remaba contra los vientos que le venían cruzados.

Ahí sí que se acabó el cruce de puñetazos porque el Rayo, a pesar de estar con superioridad numérica, estaba físicamente hundido, sin aparecer su gente del medio campo, con escaso aire en los pulmones y con el Madrid lanzado en contras mortales. El Rayo tenía más gente pero parecía que tenían menos porque estaban desperdigados.

Las rachas de vendaval blanco fueron terribles y al final un buen rayito se fue goleado.

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