Así asaltó el Frente Atlético la pasada semana un autobús de hinchas del Málaga

El 22 de noviembre, solo una semana antes de la muerte de Francisco Javier Romero Taboada, ultras rojiblancos sembraron el pánico e hicieron pasar un mal rato a aficionados del Málaga que viajaron a la capital para ver jugar a su equipo. Tal y como ocurrió el domingo, un grupo de radicales se reunía horas antes del comienzo del duelo en busca de sangre. Perfectamente coordinados y organizados, esperaron la llegada de un autobús que transportaba a seguidores andaluces y accedieron a su interior ante la sorpresa de los ocupantes, entre los que se encontraban varios niños. Según explicaba uno de los pasajeros, «parecía que venían buscando a alguien».

Varios ultras encapuchados subieron y se pasearon por el autobús. Aunque no hubo agresiones, los aficionados malaguistas vivieron unos segundos de auténtico pavor. Finalmente, los asaltantes no encontraron radicales entre los miembros de la expedición malaguista e instantes después abandonaban el lugar.

Un mes antes de ese incidente, a mediados de octubre, Riazor Blues se enfrentaba a un grupo de radicales que había viajado a La Coruña para animar al Valencia. En lo que pareció un encuentro pactado con los Yomus (ultras valencianistas), miembros de uno y otro bando se enfrentaron en la zona del paseo marítimo. Sin la virulencia de la reyerta registrada ayer en Madrid, en la pelea hubo lanzamiento de objetos y también de bengalas. La rápida actuación de la Policía evitaba entonces males mayores.

Salpicado por motivaciones políticas, el odio entre el Frente Atlético y los Riazor Blues viene de lejos, aunque en los últimos años ha ido en aumento después de que los radicales del Deportivo se hermanaran con los Biris, ultras del Sevilla. Gallegos y andaluces, unidos por su ideología de extrema izquierda, son enemigos irreconciliables de los madrileños, donde la ultraderecha se ha adueñado del grupo.

La pasada semana, la Guardia Civil informaba de la detención de ocho aficionados del Sevilla y del Atlético por su participación en una brutal pelea que se produjo el 28 de septiembre en una área de servicio en Almaraz (Cáceres) horas después de que terminara el partido que había enfrentado a ambos equipos en el Vicente Calderón. La reyerta ocasionó varios heridos, uno de ellos grave, e importantes daños en el mobiliario del establecimiento.