Casillas y la falta de puntería en ataque hunden a España

Por momentos pareció que España lo tendría fácil porque llegaban ocasiones, se dominaba con frecuencia y Eslovaquia apenas podía salir. Pero el balón, como casi siempre, no entraba porque los de Del Bosque tienen de todo menos gol. Y en esa pérdida de paciencia llegó la lentitud en la circulación de balón y un respiro para los eslovacos, que empezaron a tener ocasiones. En la primera lo evitó Casillas con un paradón, con un rectificado en el aire. Sin embargo, en la cruz permanente en que se han convertido los últimos tiempos para el portero madridista realizó una cantada monumental tras una falta lejana lanzada por Kucka. El balón botó antes, él se venció a destiempo y el esférico entró por el medio de la portería. Error imperdonable.

El tanto alteró a España, que perdió el rumbo y la forma de atacar. Lo hizo a brochazos toscos, con irregularidad en su quehacer, a puro chispazo. Tuvo ocasiones, claras, pero las falló todas, sin paciencia para elaborar y sin acierto para rematar, al borde puro del caos.

España apretó los dientes tras el descanso. Tuvo tres claras ocasiones pero se estrelló ante un gran Kozacik, que pareció acabar con las ganas de los de Del Bosque, que volvieron a la rutina, con mucho toque y poca verticalidad.

A medida que se moría el partido, Eslovaquia se cerraba más y más, viendo posible el milagro. España lo intentaba, pero había mucha gente poco fina, por ejemplo, Iniesta y Silva, que no acababan de desbordar. Tampoco los laterales y nadie tenía un punto exacto para arreglar el partido.

Del Bosque maniobró y metió a Alcácer en el campo. Fue mano de santo porque un gran pase de Alba la cogió el ariete recién salido al campo y la enchufó abajo. Un cazagoles de primera. Parecía que España podría remontar pero una nueva contra pilló a toda la zaga descolocada para que Stoch rematara en el segundo palo y diera la puntilla al conjunto español.