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Mediocridad azulgrana en San Siro
El Barcelona dominó, pero el Milán no sufrió. Fútbol ramplón y problemas en la zaga azulgrana (1-1)
Mediocridad azulgrana en San Siro
El polo verde de Gerardo Martino pasó a mejor vida. Tata es un tipo supersticioso y advirtió que no cambiaría su uniforme hasta que el equipo no tropezara. Dicho y hecho. El Barça empató el sábado en Pamplona y automáticamente el entrenador revisó ... su vestuario. Cambió el color pistacho y la manga corta por algo más elegante: un traje gris combinado con camisa celeste. Sin embargo, esa variación, muy apropiada además para jugar en una plaza con estilo como Milán, no le sentó bien a su equipo. [Narración y estadísticas]
San Siro arrancó otra vez una versión atenuada del Barcelona . Igual que la temporada pasada, los italianos, pese a atravesar un presente decadente, lograron que los azulgranas no encontraran fácilmente la portería de Amelia. En la primera parte, el tercer portero del Milán sólo intervino una vez, en el minuto 37, a disparo tímido de Alexis. No obstante, nada pudo hacer ante Messi, que recibió de Iniesta tras un error de Montolivo y empató el tanto inicial de Robinho . Cuarto gol en la Champions para el argentino, que sigue a lo suyo. Números, regularidad y voracidad, aunque en un físico últimamente inestable.
Messi volvió a ser titular tras su último percance. Formó parte de un once marcado que Martino construyó desde la jerarquía para el primer escollo importante de la semana. Recuperó a Piqué y Mascherano como pareja de centrales, sacrificó a Cesc en pos del triunvirato que forman Busquets, Xavi e Iniesta en el medio y mantuvo a Neymar de inicio pese a su acumulación de minutos. Con vistas al clásico, la elección del técnico en Milán confunde, ya que si el sábado contra el Madrid hace cambios sentará a algún intocable. Si no los hace, detendrá su política de rotaciones por primera vez y Cesc, Bartra, Puyol o Pedro, ávidos de protagonismo, tendrán que asumir su rol de suplente en grandes citas. Al menos, en la primera de ellas en Liga.
Dudas defensivas
Antes de que Messi volviera por sus fueros, el Barcelona volvió a las dudas defensivas, coincidiendo con el regreso de la dupla Piqué-Mascherano tras cuatro partidos de ausencia por la lesión muscular del antiguo jugador del Liverpool. A poco de que Felix Brych —revisó las redes mejor que nunca— decretara el inicio del encuentro, se vio que el Barça comparecía con cierta distensión. Robinho y Kaká se dieron cuenta y aprovecharon la zona de Alves y Piqué para empezar a asustar. Así, al paso por el minuto 9, la sociedad carioca (y exmadridista) encontró frutos ante la relajación culé y se nutrió de una falta de química transitoria entre los dos centrales que acabó con Robinho batiendo a Valdés. Mientras, Bartra, cuyo rendimiento ha sido impoluto, calentaba banquillo tras cuatro partidos de titular.
El balón fue del Barça todo el partido, pero el Milán no lo pasó mal. Metido atrás, aunque con la línea defensiva ligeramente más adelantada que hace unos meses, el cuadro de Allegri vivió aparentemente tranquilo. Golpeó primero, vio cómo le empataban y luego estuvo más cerca de volver a sacudir a su rival. Los italianos contagiaron su ramplonería al Barcelona.
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