Colosales Sainz y Ferrari, remontada al esprint en Ímola

Son mucho más divertidos los fines de semana de Fórmula 1 con mini-carreras los sábados. Aportan un nuevo aliciente y, aunque se empeñen los puristas de las válvulas, los tanques de gasolina y los flujos aerodinámicos por los difusores, al gran público le gustan las carreras, la competición, por encima de todo.

En el autódromo Dino y Enzo Ferrari se acentúan estos matices. Los tifossi rezan, sufren y aman porque la escudería del cavallino rampante es como la selección nacional de fútbol. Un emblema de país.

Disfrutaron mucho los seguidores italianos con Carlos Sainz, impecable el madrileño en todas las facetas a bordo de un auto que vuela. Estupenda la salida al abordar dos posiciones antes de que apareciese el coche de seguridad provocado por un accidente del chino Zhou. Magnífico el ritmo de caza desde ese momento y estupendo el pilotaje del español, limpio y tajante en todos sus adelantamientos.

Duelo Sainz-Alonso

Sainz superó a Alonso, quien se quedó colgado en la salida al ceder dos plazas. Pasó luego a Magnussen, el único con ruedas amarillas, más lentas pero más duraderas. Y se merendó a los McLaren de Ricciardo y Norris con la velocidad del Ferrari y la audacia de pilotaje.

En 19 vueltas Sainz ya había remontado hasta el lugar que corresponde a la categoría de su coche, cuarto, ya que Checo Pérez, Verstappen (ambos con Red Bull) y su compañero Charles Leclerc están en la misma línea de navegación.

Aun así, Sainz volvió a declarar su reticencia en el acoplamiento al Ferrari. «Estoy contento por salir cuarto después de una carrera limpia, en la que hemos plantado cara. Pero aún no me siento cómodo con el coche. No estoy al cien por cien . Si lo estuviera, no habría cometido el error de ayer (por el viernes, cuando se salió en una curva).

Alonso careció de vuelo con el Alpine. Tuvo problemas en la salida, tanto en la vuelta de formación como en el despegue real, bloqueado por algún problema con el dispositivo del monoplaza francés . A duras penas aguantó a Sainz y desde ese instante ya no pudo avanzar. Le superó Bottas, que no es precisamente un prodigio de piloto en el mano a mano, y él no pudo con el Haas de Magnussen.

«Estoy algo decepcionado porque salía quinto y he acabado noveno – comentó el asturiano en Dazn –. Los neumáticos (rojos) se han acabado y tenemos que entender por qué ha pasado esto. No teníamos ritmo y tal vez podíamos haber cogido dos o tres puntillos. Dan posibilidad de lluvia para mañana (por hoy) y trataremos de aprovechar». Mal asunto. Cuando Alonso invoca a la lluvia es que no tiene confianza en la configuración del coche para este gran premio.

Los ocho puntos en juego parecían destinados al líder del Mundial, Leclerc, pero la degradación en su rueda delantera derecha le hicieron débil ante el empuje de Verstappen , que vio la rendija y no se cortó. Se hizo con la victoria, los ocho puntos y afianzó la pole que ya tenía.