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Vuelta a España

La leyenda del Aubisque, el puerto que agigantó a Bahamontes

Tras un durísimo viaje pirenaico la Vuelta llega hoy a uno de los puertos legendarios del Tour, que rara vez ha sido final de etapa

Bahamontes ascendiendo el Aubisque en 1958

M. Á. BARROSO

«El Aubisque es el puerto más duro del Tour». Federico Martín Bahamontes lo tiene claro. Tal vez porque el roce hace el cariño. El Águila de Toledo lo conquistó en cuatro ocasiones (1954, 1958, 1963 y 1964), agigantó su leyenda en esas vertiginosas rampas que regalan las vistas más bellas de los Pirineos. Hoy llega la Vuelta a España a este paso en una de las etapas más espectaculares que se recuerdan y tras un viaje que incluye también el Col Inharpu, el de Soudet y el de Marie-Blanque, todos de primera categoría. El Aubisque, tras 196 kilómetros, eleva a los ciclistas hasta una categoría especial.

El Aubisque en 1910 Patrick Charpiat

El Aubisque se ascendió por vez primera en 1910. En aquella edición, Henri Desgrange, el «padre» del Tour , quiso dar una vuelta de tuerca a esta carrera homérica al incluir en el trazado cuatro grandes puertos de los Pirineos: Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. Cuatro nombres que, de izquierda a derecha (o viceversa) son recitados de carrerilla por los aficionados al ciclismo. Un año después introdujo otros dos puertos míticos, esta vez alpinos: Telegraphe y Galibier . Estos colosos tuvieron un efecto multiplicador sobre la leyenda del Tour. Las mejores páginas de su historia se escriben en las rampas y las revueltas de los hitos montañosos , sobre los rostros desencajados de los ciclistas que atacan o desfallecen, que hacen la goma o vuelan dándole al molinillo, que pelean con el abrupto paisaje sin apenas tener la oportunidad de mirarle a los ojos.

El Aubisque en la zona de Gourette, donde hoy llega la Vuelta

Bahamontes, el agitador irreductible cuando el asfalto se ponía cuesta arriba , montaba unas máquinas que pesaban más de doce kilos, el doble que las de ahora; con un ajuar que consistía en dos maillots y dos culotes que lavaban por la noche en el bidé; sin pinganillo para recibir información e instrucciones de carrera. En la edad de hierro el instinto, casi siempre, le podía a la premeditación. Bahamontes puso cuatro muescas en el Aubisque, pero hay otros conquistadores españoles de los años 50 y 60, como Jesús Loroño o Julio Jiménez .

Por aquí pasó escapado Miguel Induráin en 1989 rumbo a su primera victoria en el Tour, en Cauterets. En 2000 fue el primero por la cumbre Javier Otxoa . A pesar de su presencia habitual en el Tour, el Col d'Aubisque ha sido final de etapa solo en dos ocasiones: en 1985, con victoria de Stephen Roche (era líder Bernard Hinault , a la sazón último ganador francés del Tour ), y en 2007, cuando se impuso Michael Rasmussen antes de ser expulsado de la carrera por sospechas de dopaje (el vencedor final fue Alberto Contador ). Hoy, en sus 16.5 kilómetros de ascensión al 7.1%, el duelo entre los gallos de la Vuelta deparará fuertes emociones.

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