Sofoco del Madrid rumbo a semifinales

La prudencia de uno y otro hizo que el choque caminara igualado durante el primer cuarto. Período de tanteo, en el que ambos equipos mantuvieron la concentración para disipar los errores. Pareció coger carrerilla el Madrid nada más comenzar el segundo parcial (31-23), pero el Unicaja le cortó las alas desde el perímetro con un parcial demoledor que hizo saltar las alarmas en el banquillo blanco (34-43, min. 17). Waczynski y Suárez -5 triples entre los dos en un suspiro- pusieron patas arriba el duelo y obligaron a Laso a pedir tiempo muerto. Tocaba frenar la sangría. Cortar la hemorragia antes de poder construir la remontada. Para ello el técnico vasco puso en cancha a Taylor, Rudy y Tavares , sus peones defensivos, lo que devolvió el equilibrio al choque. Respiraba el Madrid, mientras Campazzo trataba de coser la herida a base de asistencias. Genial partido del argentino que antes del descanso ya había puesto a su equipo por delante (46-45).

A pesar de las emociones, el combate había sido nulo y ambos equipos comenzaban de cero la segunda mitad. Veinte minutos para decidir el futuro del campeón. Dos cuartos para ver si la Copa se cobraba otra sorpresa tras el adiós del Valencia Basket a manos del Iberostar Tenerife (72-79) .

El paso por los vestuarios reactivó la concentración y el paisaje del partido se pareció de nuevo al del inicio. El acierto exterior del Unicaja en la primera parte (7 triples en 12 intentos) se prolongó en el arranque del tercer cuarto, lo que le permitió manejar una ligera ventaja durante muchos minutos. Iba siempre a remolque el Madrid, agazapado esperando su oportunidad. A esas alturas ya sabía que el desenlace no iba a ser sencillo, así que trató de evitar las curvas para mantenerse con opciones (64-66, min. 30).

Fue Waczynski el que puso contra las cuerdas al campeón con sus triples a falta de cuatro minutos (70-77). Una losa inmensa, que hubiera sido demasiado pesada para cualquier equipo, pero no para este Real Madrid. Un conjunto cargado de confianza en sí mismo incluso en los peores momentos. El milagro lo obró Rudy en dos acciones fugaces que enjugaron la distancia verde en apenas un minuto. Aún quedaban tres por jugarse, pero al que le pesaba la bola ahora era al Unicaja. El miedo se apoderó de los verdes, que se deshicieron justo cuando más cerca tenían la victoria. Adiós a la Copa tras darle un sofoco al campeón, que ya sabe que tendrá que sufrir si quiere repetir éxito.