Sin 'nueve' no hay paraíso

Los equipos tienen que tirar de inventos y parches para cubrir este trance hasta septiembre, y eso lo hizo el Betis como pudo para relativizar algo crucial: que no tiene un 'nueve'. Y sin gol no hay paraíso. Se trabajó bien y duro, con el bloque muy enchufado para ser la jornada inicial, pero la realidad es terca y la cantidad de llegadas al área contraria no se llegó a materializar en una victoria porque no hay nadie que la empuje de verdad. El gol, de hecho, lo hizo un central en un saque de esquina. Los verdiblancos llegaron mucho a pesar de la entidad del rival, especialmente en la primera mitad, aunque sólo hicieron una diana. Y aguantar con ese lastre hasta el final era complejo. Pellegrini entendió el partido de una manera diferente a la habitual. Sin Isco para tener la pelota y sin punta puro para empujarla, gestionó de forma meritoria sus piezas para plantear un choque serio con el equipo más atrás para salir en velocidad y estar tapados. Salió bien durante mucho rato, mas al final la lógica impuso su peso para acabar con un empate que tiene una lectura verdiblanca muy vinculada a esa falta de soluciones goleadoras. Quedan dos semanas para solventar esa cuestión básica. La más básica. Con el resto las cosas parecen estar mejor de lo esperado. El estreno, tanto es así, puede tildarse de esperanzador teniendo en cuenta que se jugaba frente a un conjunto de Champions League, por mucho que lo hayan mermado.

Para debutar, el Ingeniero dispuso sobre el campo un 'once' esperado teniendo en cuenta las circunstancias, con la única pareja posible de centrales, Bartra-Llorente, Carvalho en el eje junto a Marc Roca, Juanmi como titular por un costado y en punta Aitor Ruibal, al que el técnico prefiere ahí en vez de Assane o el propio Chimy. La vieja guardia pretoriana sobre el campo de nuevo, pero dando una sensación desde el principio de extraña renovación, con velocidad y presión que ni se recordaba en hombres como William, Juanmi o Fekir. Con esas armas el Betis impuso un ritmo de arranque endiablado que desarboló a un rival muy cambiado con respecto al que causó sensación en el ejercicio anterior, en el que terminó tercero. Intenso y veloz, el cuadro verdiblanco llegó desde el principio con solvencia al área catalana y en el primer córner provocado un caramelito puesto en juego por Fekir lo remató de cabeza de forma imparable Bartra para hacer el 1-0 adelantándose a su marcador en el primer palo. Diez minutos después tuvo el segundo en sus botas Aitor, pero su remate en el mano a mano, forzado por los centrales, lo detuvo muy bien Gazzaniga.

A contraestilo, con apenas un 35% de posesión, Fekir, Roca y William recuperaban un balón tras otro en la zona ancha, donde el enemigo se diluía, y lanzaban rápidos contragolpes aprovechando la movilidad de Juanmi y Aitor descolgándose o las entradas por el costado izquierdo del francés Perraud, que demostró tener bastante llegada. Ese desdoble permanente y la asfixia que se le infringió a Romeu e Iván Martín bastaron para asustar en numerosas ocasiones al conjunto de Míchel, que sólo pudo hilvanar alguna jugada aislada con incursiones finales de Bryan Gil sin conexión con el punta. La tuvo varias veces el conjunto bético para hacer el segundo, y no se hizo porque para eso se necesita algo más, aunque completó una primera parte digna basada en la velocidad en las salidas tras robar el esférico en la zona ancha gracias a un trabajo en la presión y las ayudas muy brillante. El gol había llegado de un central y a balón parado, paradójicamente. A falta de tenor, música de orquesta.

El Girona siguió a la suyo en la segunda parte, a tener el balón y buscar el hueco en la zaga bética, jugando incluso unos metros más arriba y quedando los de Pellegrini más a la expectativa y a contener aguardando el momento de salir con rapidez liderados por Fekir y William. El físico, eso sí, ya no acompañaba tanto y el ritmo de despegue era mucho más lento. Costaba conectar con los tres de arriba y tampoco el oponente permitía muchas alegrías porque era dueño absoluto de la pelota. A la hora, Rodri y Abde entraron por Juanmi y Fornals para dar más frescura a esos flancos del ataque y el primero gozó de una grandísima ocasión en el minuto 62 con un gran zurdazo que repelió Gazzaniga con otra lustrosa parada desviando a córner. Sobre el Chimy suplió a Ruibal pero Míchel realizó un cambio decisivo, dando entrada a Almena y Misehouy, protagonistas de la acción del empate en el minuto 72 con una gran internada del primero por la banda de Perraud que el segundo remató cruzado al fondo de la red para empatar, una acción de enorme calidad que respondió el Betis un minuto después con un disparo al palo del Chimy que se cantó gol. A los verdiblancos cada vez les costaba más darle continuidad a su juego frente a la mayor elaboración del equipo gironí, que pasó a dominar ya con claridad mascándose la tragedia en la grada. Con todo, tuvieron los de Heliópolis el arreón final y en ese toma y daca ambos firmaron las tablas como mal menor y en franca decadencia de energías. Queda mucho trabajo. Normal. Estamos en pleno agosto.