Atletismo
Adel Mechaal: «Ojalá haya tráfico en Estambul; es lo único que puede mermar a Ingebrigtsen»
La mejor opción de medalla nacional en los Europeos de pista cubierta luchará contra el astro noruego en el 3.000
Mechaal, tras proclamarse campeón de España en los 3.000 el pasado febrero
Adel Mechaal (Puerto Capaz, 32 años) volverá a ser este fin de semana una de las grandes referencias del atletismo español en unos Europeos en pista cubierta marcado por las ausencias; aspirante a todo en un 3.000 en el que se cruzará de ... nuevo con Jakob Ingebrigtsen. Son palabras mayores, aunque acude con la confianza por las nubes después de superar en Birmingham el histórico récord de España de 1.500 bajo techo de Andrés Díaz, de hace 24 años, rebajándolo en cuatro centésimas para dejarlo en 3:33.28.
-Una suerte poder hablar con usted solo unas horas después de batir un récord que le hacía especial ilusión.
-Los entrenamientos auguraban un buen resultado. Muchas veces lo que haces en el día a día no se acaba de plasmar en la competición, pero este año lo estamos logrando. Ya el año pasado quise batir ese récord y me quedé cerquita. Me da una confianza muy grande de cara al Europeo.
-Allí, sin embargo, no correrá el 1.500, sino el 3.000. ¿Cómo casa eso?
-La preparación que hemos hecho mi entrenador y yo siempre ha estado enfocada al 3.000. Pero sabíamos que si queríamos batir a Jakob Ingebrigtsen teníamos que estar muy rápidos de piernas. Seguimos medio segundo más lentos que él en el 1.500. Jakob es rapidísimo en el último kilómetro, es capaz de hacerlo en 2:19 o 2:20. Si yo no me acerco a eso no tengo nada que hacer. Al final hemos hecho una preparación similar a cuando batí el récord de Europa de 3.000, pero implementando nuevos entrenamientos que me hiciesen mejorar esa velocidad. Ha funcionado. Ahora falta que se vea en la pista.
-¿Le beneficia que el noruego doble y tenga que afrontar primero el 1.500 o no tendrá relevancia?
-Al contrario. Creo que él mejora carrera tras carrera. Lo que confío es que si el viernes gana el 1.500 se acueste tarde y no descanse mucho para la semifinal del 3.000, que es el sábado por la mañana. Puede influir más el agotamiento que tenga de ir tantas veces del hotel a la pista, atender a la prensa, el control antidopaje... Todo lo que envuelve el tener que competir. ¡Espero que haya mucho tráfico en Estambul y esté mucho tiempo en el autobús! Eso es lo que le puede mermar. Pero la competición en sí no creo que le vaya a afectar.
-Otros atletas han decidido terminar ya su temporada invernal y renunciar al Europeo. Tienen la mente en el Mundial al aire libre. Usted no lo ha hecho.
-Su argumento es no estresar el sistema nervioso durante todo el año. Tienen el objetivo de llegar al Mundial con las máximas garantías de poder ganar y quizás para ellos este Europeo suponga un estrés emocional muy grande. Es lícito. Katir y García Romo, por ejemplo, son muy jóvenes, tienen una carrera muy larga por delante y creo que sus entrenadores están gestionando los esfuerzos para que cada competición puedan afrontarla en las mejores condiciones. Cuando empecé mi preparación me daba igual quién iba a estar o no en el Europeo. Es una decisión de los entrenadores. Yo voy a intentar ser el mejor de los que estemos allí.
-Pero usted también tiene como objetivo el Mundial de Budapest. ¿No considera que este Europeo perjudique su preparación?
-A mí no me afecta. He preparado este campeonato con mucho mimo. Quizás el Mundial indoor del año pasado sí lo hizo, porque fue a finales de marzo y luego el Mundial de Oregón llegó demasiado pronto. Pero este año la gran cita es en agosto. Queda muchísimo tiempo. Descansaremos después del Europeo y volveremos a entrenar con más ganas. El año que quedé campeón de Europa en pista cubierta (2017) fui también cuarto del mundo al aire libre en Londres. Fue una temporada excelente. La preparación no nos ha supuesto un estrés muy grande. Tengo muy claros mis objetivos de 2023: Estambul, Budapest y Riga (campeonatos del mundo en ruta, en octubre). Creo que puedo afrontar las tres competiciones con las máximas garantías.
-Tampoco sé si le hubiesen dejado perderse un Europeo en Estambul...
-Llevo cuatro años y medio viviendo allí. Para mí es mi casa. Mi mujer [la también atleta Emine Hatum, inscrita en el 3.000 femenino] es profesora en un colegio. Conozco a muchísima gente. Me llaman 'eniste', que quiere decir 'hermano'. Voy a intentar que mi medalla sea una medalla para España, pero también para el pueblo turco. En especial para Antioquía, la ciudad de mi mujer, donde más han sufrido el terremoto.
-La tragedia le ha golpeado de cerca.
-Las casas de mi suegro y mis cuñados han quedado destruidas. Apenas pudieron sacar nada antes de que las réplicas las terminaran de tirar abajo. Al menos mi mujer pudo salvar su medalla de oro del Europeo de cross. Ahora están alojados en nuestra casa, esperando que el Gobierno los pueda reubicar. Por ahora les dan la opción de Manisa, una ciudad al norte de Esmirna. Pero da la casualidad de que es una zona con una placa tectónica debajo y que también sufrió un terremoto en 2020. No quieren ir allí. No quieren vivir en edificios altos ni hechos con hormigón. Tienen miedo. Prefieren estar en una casa prefabricada. Siguen en shock y con una psicosis increíble. Para mi mujer es una situación durísima. Ha visto cómo morían familiares, vecinos, amigas suyas... Nos casamos hace seis meses con 245 invitados. Seis ya han muerto. Su entrenadora ha perdido a sus padres y a dos hermanos. Es una tragedia enorme. En una semana murieron más de 50.000 personas en Turquía. Ojalá este campeonato les ayude a olvidar durante unos instantes esa situación.
-¿Qué se puede esperar del equipo español en este Europeo?
-Se pueden sacar entre cinco y siete medallas. Hay pruebas, como 800 o 1.500, en donde podemos tener más de una y también quedarnos sin nada. Luego están Husillos, Llopis, Marta Pérez, Esther Guerrero… Y cuento con la mía. Depende de nosotros, de que nos respete el cuerpo y los demás no tengan su gran día. A nivel personal, el podio sería un grandísimo resultado. Y ganar a Ingebrigtsen, la excelencia.