España sube el nivel

La selección planteó desde el inicio un guion eléctrico, sin pausa. A los 20 segundos, Víctor Tomás anotó el primer gol. Frescura y extremos , dos herramientas básicas para encontrar la suerte de cara. Nada de especular ante una selección tunecina que se agarró a su portero para tratar de cerrar la hemorragia de goles que fabricaba España. Tanta velocidad impregnada, que Goñi, Sarmiento y Tomás desperdiciaron tres contragolpes consecutivos en el cuerpo de Missaoui.

No preocupó demasiado porque a cada ocasión desaprovechada Corrales en portería y la defensa se encargaban de conseguir más. El desparpajo al lanzamiento exterior de Goñi se alió con la muñeca de Tomás y la capacidad de romper las defensas de Gurbindo. Se unió Valero Rivera desde los siete metros. Y la fiesta se amplió con la máxima diferencia del partido , de seis goles (12-6), a mitad del periodo.

Sin hacer demasiados cambios en las jugadas de ataque y defensa, Ribera sí ofreció minutos para casi todos. Lo había advertido los días anteriores, el torneo es muy largo y necesita a todos los jugadores en su mejor forma posible. El primero, la portería, perfectamente custodiada por Corrales que se fue creciendo conforme pasaban los minutos. También Cañellas salió al escenario y cumplió con Sarmiento su papel de cerebro del juego. El tridente lo completó un Gurbindo que abrió las defensas y encontró los huecos.

El seleccionador incluso se permitió fomentar la jugada de siete jugadores en el campo, y sin portero, para practicar de nuevo esta norma que no a todos parece gustar. Falta todavía ajustarla, pues comenzaron a llegar los errores y la ventaja comenzó a desvanecerse.

A los goles encajados a puerta vacía se sumaron disparos a la madera e imprecisiones individuales que permitieron, en los últimos minutos de la primera mitad, que Túnez volviera a meterse en el partido. En el continuo ir y venir, los de Zouabi tuvieron más efectividad y el descanso llegó con un 12-10 a favor y alguna duda .

Las pérdidas continuaron en la segunda parte. Y una sequía momentánea a la que parece abonada la selección. Cinco minutos sin anotar: buenas defensas que no culminaban en gol, debido a un Missaoui que siguió espléndido . España no terminaba de despegarse en el marcador, hasta que Ribera optó por jugar con Guardiola como torre defensiva y como pivote ofensivo. La estrategia rentó y animó al resto.

Si en la primera parte fue Goñi quien mostró las ganas por coger el relevo, sin miedo en preparar el brazo y disparar; en la segunda se elevó sobre estadísticas y rivales un gran Balaguer . Desde el extremo, sumó goles y volteretas como si no fuera su primer Mundial.

Se recuperó la dinámica positiva y la efectividad, anulado Missaoui, elegido mejor jugador por méritos más que demostrados. Pero el grito de Sarmiento, con el último gol, sonó más alto, más fuerte. Como una amenaza. España sabe ganar, sufrir, recuperarse y volver a ganar.