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Después de Río

Iván Pastor: «De niño lloraba porque no podía levantar la vela»

El alicantino sigue adelante, pero sin pensar en Tokio. Quiere disfrutar del camino y poner las bases de su futuro

Iván Pastor sujeta la vela de Windsurf Juan Carlos Soler
Emilio V. Escudero

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Cuando volvió de los Juegos de Río , a Iván Pastor (Alicante, 1980) le costó desconectar. Llevaba tantos meses preparando la cita olímpica, que a su regreso a Santa Pola estuvo una semana entrenándose casi por afición. «Habrá gente que piense que estoy ... loco, pero los deportistas que me lean estoy seguro de que me entenderán», reconoce jocoso el windsurfista que en Río se quedó de nuevo a las puertas del diploma. Ese mazazo inicial ha dejado sitio a la ilusión con el paso de los días y, aunque Tokio 2020 queda lejos, Pastor tiene claro que le queda cuerda para rato.

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