El delfín de Samaranch

Este cirujano ortopédico, nacido en Gante (Bélgica) hace 67 años, es el presidente del Comité Olimpico Internacional desde 2002. Justamente, el año en que estalló el escándalo de corrupción en los Juegos de Invierno de Salt Lake City. Esa fue una de sus primeras tareas: ... impuso normas mucho más rígidas para evitar cohechos y prohibió las visitas del miembros del COI a las ciudades candidatas a organizar Juegos.Deportista de elite, compitió en vela en México 1968, Munich 1972 -donde fue compañero de Villa Olímpica del Rey Juan Carlos- y Montreal 1976. No consiguió nunca medallas, pero llegó a ser campeón del mundo en su especialidad.Tras dejar el deporte profesional, llegó al COI en 1991 y se integró en el consejo de la Agencia Mundial Antidopaje, iniciando una carrera contra las trampas y los tramposos en la competición deportiva que aún mantiene contra esa causa.Dicen sus biógrafos que su libro de cabecera es «El principito», aunque también le apasionan la ciencia, la filosofía y la historia.De carácter serio y reservado, el propio presidente Luiz Inacio Lula da Silva llegó a decirle el viernes, durante la rueda de prensa conjunta tras conocerse que Río de Janeiro organizaría los Juegos del año 2016, que debería «hacerse brasileño» para alegrar el carácter.Juan Antonio Samaranch padre le eligió como delfín y mano derecha, y propició que fuera su sustituto en la presidencia del COI, donde llegó en el año 2002.«Dejaré trabajar en paz a Rogge -dijo entonces Samaranch-, pero, si me necesitan, siempre estaré ahí». Para algunos, la sombra del que fue cabeza del COI durante décadas seguía flotando en el organismo.El viernes, ese mismo Samaranch que le aupó al cargo pidió ante la Asamblea del COI una última voluntad, ahora que se acababa su tiempo: el honor de unos Juegos Olímpicos en Madrid. Sin embargo, un COI monolítico se lo negó.