Wiggins destrona a Martin

Wiggins era el único que se asomaba con alguna garantía de éxito al jardín privado de Martin, quien había en Florencia, Valkenburg y Copenhague con la solvencia de quien se siente por muy encima de los demás. Martin había logrado lo que parecía improbable hace años: la renuncia de Fabian Cancellara a este duelo ante la reiterada cadena de derrotas.

La contrarreloj se convirtió en un reto de la pareja. Wiggins, afilado como un cuchillo, más delgado que en su victoria en el Tour 2012 y grapado al sillín en una postura de total aerodinámica, le recortó segundos a su enemigo desde el minuto uno. Martin movió sus muslos como poleas, pero le faltaron watios en su ordenador de a bordo.

Eso decretó el cronómetro y el trazado de Ponferrada, 47 kilómetros con 386 metros de desnivel de subida, recorrido por el pantano y un rápido descenso del 13 por ciento hacia el interior de la ciudad. Siempre sentado, incluso en el 10 por ciento de elevación, y motivado por la bicicleta con los colores de Gran Bretaña que estrenó en el pasado vuelta a su país, Wiggins se coronó campeón del mundo. Ha ganado el Tour de Francia , el oro contrarreloj en los Juegos de Londres y una colección de medallas olímpicas en la pista. Ya tiene un Mundial. Ahora quiere el récord de la hora .

El holandés Dumoulin completó el podio con el bronce desbancando al bielorruso Kiryenka. Castroviejo fue décimo, a un minuto y 44 segundos de Wiggins, y Markel Irízar, trigesimocuarto, a 3:39.