vuelta a españa
La recuperación exprés de Alberto Contador
El traumatólogo de la clínica Cemtro que curó al ciclista relata el proceso y cómo llegó a entrenarse con una pierna
La recuperación exprés de Alberto Contador
En uno de los quirófanos de la Clínica Cemtro, en Madrid, se festejó el triunfo en La Farrapona de Alberto Contador. Las manos de los doctores Manuel Leyes y César Flores empujaron desde la distancia al líder de la Vuelta. “Alberto me ha impresionado”, reconoce ... Flores, especialista en Medicina y Traumatología Deportiva. Pero la admiración no es por la victoria, sino por su carácter. Por la voluntad. Contador repite que su lema vital reza así: “Querer es poder”. Leyes y Flores trataron la fractura en la rodilla y la herida abierta que le echaron del Tour. El primer diagnóstico fue devastador: “Le dijimos que no apostábamos por sus opciones de estar en la Vuelta”. Le recetaron paciencia. En eso, Contador no fue un buen paciente. Desobedeció, abrevió los plazos y se la jugó. Quería. Pudo. Hoy es el líder de una Vuelta que ya parece suya. “Nosotros le curamos, pero el mérito es de alberto por esa capacidad de recuperación y por la fuerza de sus piernas”, alaba Flores.
Los ciclistas, como los toreros, están numerados por sus cicatrices. Contador tiene muchas. Por fuera y también interiores. Nunca ha disfrutado de una temporada sin obstáculos, sin caídas, sanciones o vetos. Ni siquiera ésta, que parecía la más tranquila, que es la de su regreso a casa, al número uno del ciclismo mundial. Cuando el 14 de julio se cayó y tuvo que dejar un Tour al que aspiraba, se le vino encima el telón. Fin de campaña. De un golpe. Aun así, dejó una luz encendida. Por si acaso. Con esa esperanza alumbrando el camino viajó inmediatamente de Francia a Madrid, a la Clínica Cemtro.
“Nos trajo la radiografía que le habían hecho en el Tour”, recuerda Flores. Activó el plan de emergencia. Sometieron la rodilla derecha del corredor a un escáner. Ahí vieron el daño en la articulación: “Tenía una fractura, pero era la mejor fractura que podía tener. Estaba en la parte anterior, intraarticular. No había ni desplazamiento, ni aplastamiento. Si hubiera sido maratoniano, no habría podido correr, pero sí podía pedalear”. Era ‘sólo’ cuestión de dolor. Contador está entrenado en esa disciplina. “No voy a descubrir la naturaleza de Alberto, su pundonor, su capacidad de sufrimiento. Está corriendo la Vuelta por las ganas que le ha puesto”. Ha podido porque quiso. Aunque bordeó el límite.
Más que la fractura, fue la herida la que colocó vallas en el camino. El tajo estaba en la rodilla, la bisagra de los ciclistas. “Era típica de las caídas en carretera de asfalto, con arena y tierra”. La limpiaron y suturaron. Contador, muleta en mano, se desplazó luego a su casa en Lugano. “Le recomendamos allí un médico italiano”. El facultativo transalpino le quitó días después los puntos. La herida se abrió. Mala pinta. Aquello no iba. Contador, por primera vez, se vio fuera de la Vuelta. Por internet se comunicó con el doctor Flores. Fotos del daño por ‘whatsapp’. El traumatólogo viajó, vía Milán, hasta Lugano. “Me encontré una herida sucia. Realicé una cura quirúrgica y hasta le quité varias piedrecitas. Había tejido muerto. Me costó cerrarla”. Tardó tres cuartos de hora. Orfebrería de tejidos. Era el día 24 de julio, diez después de la caída. Cinco días antes, Contador ya se había subido a la bicicleta.
“Le dijimos que al menos en diez días no pedaleara, pero él acortó los plazos. Al quinto día ya estaba rodando”, asegura Flores. “Le explicamos las complicaciones a las que se arriesgaba, pero él decidió coger la bicicleta. Es un fuera de serie”. Llegó incluso a entrenarse con una sola pierna. “Sí, fue al día siguiente de la cura que le hice en Lugano. Le pedí que esperara cuatro o cinco días, pero decidió rodar durante hora y media con la pierna buena”. Paciente rebelde. Así, con el plan de preparación acribillado por las consecuencias de la caída, llegó a la salida de la Vuelta a España. Con dudas, sin competición, aunque curado. “Alberto se ha podido preparar bien, pero no en la condiciones más óptimas como cuando fue al Tour. Se le abrió la herida, tuvo que tomar antibióticos -que debilitan-... No pudo hacer la preparación perfecta, pero sí hizo todo lo posible para llegar de la mejor manera a la Vuelta”, subraya el traumatólogo.
Una fractura como la que sufrió suelda al de “cinco o seis semanas”. Y la herida ya estaba bien sellada cuando Contador partió desde Jerez. “No ha corrido ningún riesgo”, aclara Flores. El resto era soportar la falta de ritmo durante la primera semana, defenderse ahí, recobrar el tono y recuperar buena parte del nivel que empezaba a mostrar en el Tour. Cuando se cayó en la ronda gala, Contador aceptó la penitencia de una recuperación urgente. Escuchó a su carácter ganador y se hizo el sordo ante algunos consejos médicos. No renunció cuando vio que se apagaba la cerilla de sus opciones de estar en la Vuelta y le dio cuerda a su lema. Querer es poder. La voluntad. “Sufrió un problemas serio, complicado, y mirá dónde está ahora. Alberto me ha impresionado”.
Ver comentarios