Los puntos clave del recorrido de la Vuelta

Final en alto en Granada y no es ni en Sierra Nevada ni en Monachil. El alto de Cumbres Verdes, en La Zubia, solo 4,6 kilómetros pero al 7,8% de desnivel, será la primera prueba para el pelotón de la Vuelta. Una subida inédita en la que nombres como el de Joaquim Rodríguez apuntan a brillar.

La segunda llegada en alto está en la provincia de Teruel, en la estación de esquí de Aramón Valdelinares, a casi 2.000 metros de altitud. Solo una vez se ha subido este puerto (2005, con victoria de Roberto Heras) y entonces hubo algunas diferencias entre los favoritos que podrián repetirse en esta edición.

Son ocho kilómetros al 6,6% de desnivel, aunque los últimos 25 kilómetros son prácticamente enteros cuesta arriba, ya que se engancha la subida a Valdelinares con el alto de San Rafael.

Un poco más al norte, en la provincia de Zaragoza, el pelotón sufrirá la contrarreloj larga de la carrera, 36 kilómetros entre el Real Monasterio de Santa María de Veruela y Borja. Esta es una de las etapas más importantes de toda la Vuelta, una crono dura –en la parte inicial se sube el alto del Moncayo, de tercera categoría– que debe hacer las diferencias más grnades de la clasificación general. Es el terreno para que Chris Froome saque ventaja a Quintana y Purito, o para que Contador demuestre si está al nivel de los favoritos o si le pesa demasiado su lesión en la tibia.

Al día siguiente de la crono, el miércoles 3, otro final en alto. La Vuelta hace tiempo que apostó por incluir muchas llegadas en alto en el recorrido aunque no hubiese mucha dureza previa. En este caso en el Santuario de San Miguel de Aralar, en Navarra, con un puerto de tercera categoría unos cuantos kilómetros antes (el puerto de Lizarraga). Los 10 kilómetros al 7,5% se pueden hacer más duros si se tiene en cuenta el esfuerzo de la contrarreloj del día antes.

Otra etapa de «puerto y medio», con un final en un alto de primera categoría y alguna subida aislada en la parte inicial. Sin embargo, La Camperona se divide en dos partes de cuatro kilómetros: los primeros, suaves, y los siguientes, muy duros, con rampas de hasta el 19,5%.

Al día siguiente de La Camperona, en Burgos, el pelotón afrontará la que quizá sea la subida más clásica de la Vuelta: los Lagos de Covadonga. Aunque la cima de Cangas de Onís hace tiempo que no causa el impacto que tenía a finales de los ochenta y principios de los noventa –y tampoco viene precedida de subidas duras–, tiene rampas suficientes para que cualquier ataque pueda abrir una buena ventaja en la general.

Posiblemente no sea casualidad que el lunes 8 de septiembre, fiesta regional de Asturias, se dispute una etapa realmente dura en el Principado. Cinco puertos en 160 kilómetros: la Colladona (1ª), el Cordal (2ª), la Cobertoria (1ª) y su descenso, San Lorenzo (1ª) y el final en la Farrapona (1ª), en los lagos de Somiedo, sin duda el encadenado montañoso más duro de toda la carrera, y el único que permite ataques desde antes de la última subida (junto a la etapa de Ancares).

El jueves 11 de septiembre la Vuelta hará un doble paso por el Monte Castrove, un muro que también responde a un perfil que le gusta mucho a la Vuelta: subidas cortas, explosivas que dejen cinco o diez minutos de espectáculo puro. El cénit de este tipo de puertos llegó en 2012 y Purito Rodríguez se quedó a punto de ganar la carrera. Monte Castrove es un lugar ideal para el catalán, aunque a esas alturas de Vuelta a España, las fuerzas hablarán más que cualquier otra cosa.

La penúltima etapa, el sábado 20, es una de las más importantes. El recorrido está diseñado con la esperanza de que la carrera llegue por decidirse a Ancares, una subida lucense que era casi una petición popular de la afición. 12,7 kilómetros al 8,7%, con una pendiente máxima del 18%.

Ancares, subid final, vendrá precedida además por el alto de Folgueiras de Aigas, inmediatamente anterior. Es difícil que uno de los favoritos ataque allí, aunque sí es posible endurecer el ritmo lo suficiente para que la carrera llegue algo seleccionada a Ancares.

Y si la general depende de una cuestión de segundos, la última etapa, una contrarreloj de 9,7 kilómetros en Santiago de Compostela, despejará las dudas que queden. En menos de diez kilómetros contrarreloj, ni el mejor especialista del mundo podría conseguir muchas diferencias, con lo que la emoción se verá reducida a un puñado de segundos. Aun así, es el último capítulo de la sucesión de escenarios en los que se decidirá la Vuelta a España 2014