Pistorius y su «la maté porque era mía»
Oscar Pistoruis se ha buscado la ruina por una rubia. Pasa mucho, pero no debería pasar
Oscar Pistorius se ha buscado la ruina por una rubia. Pasa mucho, pero no debería pasar.
Pistorius se ha cargado a su novia. Una rubia como todas las que ha tenido hasta ahora, algo que hay alabarle sin duda, sobre todo porque esta eran palabras ... mayores. Las últimas informaciones hablan de que pudo ser un asunto de celos. La chica iba a un reality show y le hizo ojitos a otro macho man que andaba por ahí, o al menos a Pistorius se lo pareció, por lo que tiró de revólver.
Hay que decirle a Pistorius que así no se hacen las cosas. Lo normal es que si la rubia de turno te deja se cerciore uno de la causa: puede ser por otro que le da lo que tú no le das, por otra mujer, por inepto sexual, porque tú eres un tipo violento de catadura peligrosa, e incluso te pueden cambiar por una hipoteca.
Ante esa dejadez de funciones, la parienta coge las de Villadiego y se va con otro. En una situación así hay dos caminos: o sales a la pista de padel (o en su defecto al supermercado) y te lías con otra rubia similar, o te metes en un rincón a llorar la pérdida. Esto último suele llevar posteriormente a la esquina de la barra de un bar donde apoyas el codo, pides tu whisky (con Coca light como buena nenaza), y subes el vaso una y otra vez, cual Tom Waits, para acabar contándole al camarero, y hasta al sereno (pensando, pobre iluso, que todavía existen), la tristeza y desolación que te rompe el corazón cada hora, cada minuto y cada segundo del día.
Pero lo que no se hace es ir de Harry el Sucio por la vida y bala va, bala viene, en un «alégrame el día» o, peor, en un «la maté porque era mía», para que luego te canten «El preso número 9» camino del sendero oscuro. Y además, ahora ¿qué? Porque eso de llevar las chancletas esas de titanio en el trullo debe ser complicado. Se supone que se ha de tener cuidado con ellas, sacarles brillo, tratarlas con delicadeza y todo eso. Pero claro, conociendo a algunos de los que pululan por Sudáfrica, no sé yo si los de la Santa Hermandad de Tipos Rubios, Altos y Musculosos no le van a estar pisando los juanetes de acero aquí y allá por no dejar que socializásemos el corazón de su novia. Con lo guapa, y sobre todo rubia, que era...
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete