El trío a dos bandas de Pablo Picasso

Dentro de este contexto conmemorativo deben enmarcarse las dos muestras recientemente inauguradas en Madrid que plantean sendos acercamientos a la obra –casi inabarcable– de Picasso, desde miradas muy diferentes, pero que tienen en común su diálogo con dos figuras destacadas de la creación visual del siglo XX.

Por un lado, la Fundación Mapfre presenta en sus salas del Paseo de Recoletos 'Julio González, Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura', una propuesta expositiva -también es un homenaje póstumo a Tomàs Llorens, quien puso en marcha el proyecto- y que en esencia estudia la colaboración artística de ambos entre 1928 y 1932, cuando Picasso, a raíz de la realización de un proyecto de monumento funerario para su amigo Apollinaire, buscó el apoyo técnico de su también amigo Julio González, un escultor -no lo olvidemos- con un sólido oficio adquirido tras años de trabajo como forjador y como soldador industrial.

Es bien sabido el temprano interés de Picasso por la escultura desde antes incluso del Cubismo. De hecho, al margen de su colosal obra como pintor, su producción escultórica le permitiría ya ocupar una notable posición dentro del arte del siglo XX. Con este proyecto para Apollinaire se enfrenta a un nuevo reto tridimensional al intentar, tal como él mismo señala «dar forma a la nada», es decir, introduciendo la voluntad de capturar un vacío y una transparencia en oposición a la tradicional escultura de masa y volumen. Un anhelo que, por otro lado, ya compartían también otros escultores como Lipchitz, Giacometti o Laurens, igualmente representados en la muestra.

La utilización de unos materiales, considerados menos 'nobles', especialmente el hierro, con la ayuda de la soldadura, posibilitaría la plasmación de nuevas formas a través de planos, líneas y huecos, lo que conducirá al surgimiento de unos modelos escultóricos que ya contemplan la desmaterialización de los volúmenes y la construcción de espacios vacíos, solo abarcados por formas lineales, un factor que es precisamente una de las principales aportaciones de González a la escultura del pasado siglo XX y que ejemplifica materialmente su conocido deseo de «dibujar en el espacio».

Todos esos aspectos pueden verse reflejados en esta magnífica exposición, que se estructura en ocho secciones distintas y cuenta con el concurso de más de ciento setenta obras, entre pinturas, esculturas y dibujos de un nutrido grupo de artistas de aquella época.

'Picasso/Chanel' es la otra gran y ambiciosa oferta expositiva en Madrid. Organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza propone un nuevo diálogo artístico, en este caso con otra figura referencial de la creación del siglo XX como fue Gabrielle Chanel, icono universal del diseño de moda.

Ambos se conocieron en 1917 en París, probablemente por medio de Jean Cocteau –quien llegaría a afirmar: «Chanel es a la moda lo que Picasso a la pintura»–, o tal vez de la musa y mecenas Misia Sert. A partir de entonces colaborarían profesionalmente en un par de ocasiones, siempre bajo la inspiración literaria del escritor francés, en la adaptación que este hizo sobre la 'Antígona' de Sófocles (1922) y en el ballet de Diághilev 'El tren azul' (1924).

La exposición, con un montaje espléndido, alberga un impresionante conjunto de vestidos, óleos, dibujos, material documental y otras obras, provenientes de diversos museos y colecciones de Europa y América, y se articula en cuatro apartados cronológicamente dispuestos que comprenden las décadas de 1910 y 1920.

'El Cubismo y el estilo Chanel' muestra la clara influencia de ese movimiento liderado por Picasso, con sus formas geométricas y su economía de color, sobre los diseños rectos, angulosos y casi monocromáticos de la francesa. La segunda sección, 'Olga Picasso', se centra en los numerosos y armoniosos retratos que el pintor hizo a su primera esposa, la bailarina rusa Olga Khokhlova, a su vez una entusiasta clienta de la diseñadora.

'Antígona' versa acerca de la adaptación que hizo Cocteau sobre la tragedia clásica en 1922, en la que ambos volvieron a trabajar juntos, con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel, imbuidos de un aroma de inspiración en la Grecia clásica. Finalmente, 'El tren azul' presenta una última colaboración entre ambos creadores a partir del ballet del mismo nombre producido por Diaghilev, de nuevo con libreto del poeta francés.

Pablo Picasso por partida doble

'Julio González, Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura'. Fundación Mapfre. Madrid. Paseo de Recoletos, 23. Comisarios: Tomàs Llorens y Boyé Llorens. Hasta el 8 de enero

'Picasso/Chanel'. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid. Paseo del Prado, 8. Comisaria: Paula Luengo. Hasta el 15 de enero de 2023

En esta ocasión la diseñadora aportaba una serie de trajes de inspiración deportiva y, el pintor español, la imagen para el telón de la obra: 'Dos mujeres corriendo por la playa', a partir de un pequeño 'gouache' suyo decididamente imbricado en su etapa neoclásica.